ElPozo Murcia mantuvo la corona y se proclamó campeón de la Copa del Rey tras vencer el Magna en la final por 2-3 en un choque se puso muy cuesta arriba para los de Duda, que tuvieron que remontar un 2-0 adverso, y que se decidió en los últimos minutos con un gol de Miguelín, al igual que sucedió en la final del año pasado.

El primer tiempo fue de color verde. El cuadro navarro, que saltó más metido en el encuentro que su rival, pronto se hizo con la batuta de una final marcada por las numerosas ocasiones de gol que se vivieron en el Multiusos de Guadalajara. Y, lo peor para ElPozo, es que la gran mayoría fueron del Magna. Los de Imanol Arregui llegaron a la pista con más ganas, enloquecieron el choque y se movieron con total comodidad en el caos que ellos mismos generaron. Los de Duda, irreconocibles, trataban de dar pausa y algo de tranquilidad al choque para tratar de hacerse con el mando del encuentro, algo que no lograron. Y en esa batalla donde volaban los disparos fue el Magna, el que más lo intentó y el que logró herir a su rival. Primero, a la salida de una contra donde los navarros combinaron con excelencia y lograron el gol por medio de Saldise. Después, al saque de una falta en la que el balón cayó a los pies de Martel y, el jugador del cuadro navarro, no perdonó.

Con 2-0 y unas sensaciones que no invitaban al optimismo, el conjunto de la capital del Segura tiró de orgullo para poner en aprietos a su rival en los últimos minutos pero se mostraron ineficaces en la definición hasta que, en el último minuto, Bebe recortaba distancias al transformar un doble penalti otorgando esperanzas a los suyos y dejando todo por decidir. Pero mucho debían de cambiar las cosas o ElPozo tendría que ceder la corona. Que Fabio hubiese sido el mejor jugador de la escuadra murciana no hablaba nada bien de lo sucedido en una primera parte en la que los de Duda no se asemejaron en nada a lo que han mostrado este curso.

El segundo acto fue de color rojo. El ritmo se ralentizó en parte y ElPozo comenzó a jugar, justo lo que le había faltado en los primeros veinte minutos. Más vale tarde que nunca. Los murcianos dieron un paso al frente y comenzaron a poner en aprietos a un Asier que se había empleado poco en el primer tiempo en comparación con Fabio.

La escuadra de la elástica del jamón comenzó a competir e inició su asedio sobre la meta navarra. Llegaron las oportunidades, comenzaron a ganar los balones divididos y el cuadro de Duda encerró a su rival hasta hacerle casi imposible la tarea de salir de su campo. El mayor rival de los murcianos era el tiempo. El reloj seguía corriendo y el Magna, que aguantaba como podía los intentos de su contrincante por derribar el muro edificado, intentaba gestionar sus fuerzas con el fin de que la ansiedad por marcar de ElPozo le sirviese para dejar huecos en la retaguardia y poder aprovecharlos con contragolpes rápidos. Pero el balón era murciano, era su juguete y no lo iba a compartir.

Pero el premio del gol no llegaba a pesar de los esfuerzos de la entidad de Tomás Fuertes y se iniciaron los últimos diez minutos con ElPozo acosando al Magna y el cuadro de Imanol Arregui encerrado. Las fuerzas comenzaron a fallar y los ataques de los murcianistas comenzaron a distanciarse en el tiempo mientras que los navarros empezaban a pisar el área defendida por un Fabio prácticamente inaudito en el segundo tiempo.

Se escapaba la final, que pudo quedar prácticamente sentenciada con un disparo de Saldise que se estrelló en el palo. Y de ese posible 3-1 que no hubiera hecho justicia a lo vivido en el segundo periodo se pasó al empate. Marinovic igualaba la final restando menos de cinco minutos para la conclusión, abriendo un mundo de posibilidades para encontrar a un ganador.

Le tocaba entonces al Magna apostar por el ataque, pero la inercia que llevaba ElPozo, entregado a las tareas ofensivas, le facilitaba las cosas. No es lo mismo arrancar en seco que cambiar de marcha y tomar más velocidad. Además, el esfuerzo físico de los navarros les estaba pasando factura, mientras que Duda, que había rotado a sus pupilos repartiendo minutos y dando respiro, se encontraban más frescos cuando llegaba una fase en la que ambas escuadras estaban dispuestas a morir sobre el parqué.

Y en esa entrega al fútbol sala de ataque, en unos instantes decisivos donde se jugaba la gloria, ElPozo dio un golpe sobre la mesa. Miguelín, al igual que hiciese en la final del Copa del año pasado, anotó un gol con un disparo lejano tras un saque de banda y adelantó a los suyos a falta de menos de dos minutos por jugarse. Arregui respondió sacando a Araça de portero jugador pero ElPozo defendió con criterio la superioridad en ataque de su rival y sumó un nuevo trofeo a sus vitrinas, el segundo de la temporada. No le había pesado el peso de la corona, era y seguirá siendo suya.