Los problemas del Real Murcia con Hacienda no han aparecido hasta el momento en el orden de prioridades de Raúl Moro como máximo responsable del consejo de administración murcianista. Pese a que han pasado ya cuatro meses desde que entrase en el accionariado de la entidad centenaria y tres desde que tomase el control de la institución, el extremeño y su equipo de trabajo no han iniciado las conversaciones con los responsables de la Agencia Tributaria para aplazar los 10,5 millones de euros que están pendientes de pago.

Un acuerdo que, tanto con Jesús Samper en la presidencia como con Guillermo Martínez Abarca, se veía fundamental para dar oxígeno a un club que sin ese OK que permita el fraccionamiento de la deuda queda en manos de la buena voluntad de la AEAT, que el pasado mes de junio daba las primeras muestras de impaciencia por los continuos incumplimientos al imponer una demanda ante los Juzgados de lo Mercantil por el impago de 400.000 euros.

Sin embargo, la preocupación de los anteriores responsables del Real Murcia por intentar resolver un problema que se antoja complejo -la AEAT exigió en 2014 el pago de más de tres millones de euros para autorizar el aplazamiento-, ha quedado en un segundo plano desde que Raúl Moro Martín se hiciese cargo de la gestión de la entidad murcianista. El extremeño, que no hace declaraciones ni concede entrevistas, no ha explicado en ningún momento cuáles son sus planes para desbloquear esta situación. Tampoco sus colaboradores, con Deseado Flores a la cabeza, son capaces de dar pistas ni en público ni en privado sobre las intenciones del segundo máximo accionista.

De momento y pese a que el 28 de marzo se cumplirán tres meses desde que Moro Martín tomó el control del consejo de administración, las conversaciones entre los responsables granas y la AEAT ni siquiera se han iniciado. Incluso, según fuentes de esta redacción, los nuevos rectores murcianistas tampoco están cumpliendo con todas las obligaciones fiscales que el club va generando en el día a día tanto con Hacienda como con la Seguridad Social. Algo a lo que se comprometió Guillermo Martínez Abarca en el mes de julio, cuando el entonces presidente del Real Murcia, preocupado por la demanda recibida por parte de la Agencia Tributaria, se desplazaba a Madrid para «conocer las exigencias» de la AEAT. En esa toma de contacto, la última hasta el momento, el abogado murciano, que estuvo acompañado por Víctor Alonso, prometió que una vez solucionado el reconvenio de acreedores, la entidad haría un esfuerzo para ir pagando dentro de sus posibilidades. «Nos han expuesto nuestras obligaciones y que ellos tienen que exigir que se cumplan», explicaban en ese momento desde Nueva Condomina, para añadir que «nos han dado una oportunidad». Aunque para ello era necesario «algunos gestos» desde el club.

Toda esa información fue trasladada por el anterior consejo de administración a Raúl Moro y a su equipo cuando estos se hicieron cargo del Real Murcia. Aunque de momento, la AEAT no ha percibido esos gestos.

Según señalan fuentes de esta redacción, si se sigue sin abonar las obligaciones fiscales que se generan en el día a día tanto a la Agencia Tributaria como a la Seguridad Social, lo normal es que comiencen los embargos, y eso ahogará aún más la delicada situación económica de una entidad que apenas tiene ingresos en una categoría como la Segunda B.

De hecho, de momento, ni la llegada de Raúl Moro ha conseguido dotar de liquidez a las arcas de un club que adeuda dos mensualidades a sus empleados y que, además, no está cumpliendo con lo prometido a los jugadores a los que el pasado mes de enero se les rescindió su contrato. Tampoco han percibido sus indemnizaciones los tres trabajadores de la entidad que fueron despedidos a finales de febrero, a los que también se les adeudaban varias mensualidades.