Nadie dentro del FC Cartagena tiene duda del estilo de juego del equipo que dirige Alberto Monteagudo. Su modelo ha gustado a todos, jugadores principalmente, desde que el de Valdeganga llegara el pasado año. Con esta manera de afrontar los encuentros ha conseguido liderar el grupo cuarto de Segunda B durante once jornadas y ahora permanece en segunda posición por detrás del Lorca.

Es por ello por lo que los propios futbolistas defienden la manera de ver el juego de su entrenador y afirman, cada vez que se les pregunta, que están muy satisfechos de lo que hacen sobre el campo. Sin embargo, en los últimos encuentros, principalmente en la segunda vuelta, el equipo albinegro sufre una profunda crisis a la hora de ver portería. Si bien no son muchos menos los goles que ha anotado con respecto a la primera vuelta -17 en aquel momento frente a 13 ahora-, sí es preocupante el hecho de que el equipo goza de innumerables oportunidades para marcar y cerrar los partidos y no es capaz de hacerlo, lo que le lleva, en la mayoría de las ocasiones, a acabar empatando o perdiendo -tres derrotas, cuatro empates y cuatro triunfos en la segunda vuelta-.

El preparador, que no es muy dado a sermonear públicamente a sus jugadores, sí que ha reconocido que tienen un problema con el gol y que es el momento de ajustar el punto de mira.

Decía el defensa Jesús Álvaro tras el entrenamiento de ayer en La Manga Club que la fórmula empleada por el FC Cartagena es muy atractiva para la categoría, pero que sin perder estas señas de identidad, necesitan empezar a marcar más goles y llevarse los puntos en cada uno de los encuentros en los que las ocasiones llegan con frecuencia. «Los finales de temporada siempre son complicados, porque todos los equipos se juegan algo. Nosotros vamos a intentar hacer nuestro fútbol, que es muy bonito para Segunda B, pero hay que hacerlo con más contundencia, metiendo más goles».

Lo cierto es que la segunda línea del equipo, especialmente Fernando Llorente ahora, al igual que Cristo y Juanlu Hens en la primera vuelta, han sido los que han sacado las castañas del fuego al equipo. Entre los tres jugadores acumulan 20 goles, mientras que los delanteros sufren una crisis galopante de identidad.

El club albinegro decidió buscar en el mercado de invierno a futbolistas con olfato, tras la marcha de Fernando y la salida de Chus Hevia -dos y cuatro goles respectivamente-, pero se ha encontrado que Germán no ha visto portería más que en una oportunidad y Arturo no sabe lo que es anotar un gol desde la jornada vigésimo tercera, el pasado 29 de enero frente a El Ejido. Si a eso le añadimos que el tercero en discordia, Sergio García, se ha convertido más en un complemento de decoración en partido oficial que en otra cosa -ha jugado 246 minutos en la segunda vuelta en un total de seis jornadas-, pues podemos comprender que arriba hay un problema serio y que lo más difícil está por llegar, justo cuando el equipo necesita el gol como el alimento para abordar la primera posición.

Alberto Monteagudo no hipotecará su método por el resultado, pero necesita espabilar ya a sus goleadores o de lo contrario todo se puede venir al traste en el instante crucial de la competición liguera y la fase de ascenso a Segunda División.