Aunque no es nada nuevo, el partido que jugó el pasado domingo Gonzalo Verdú -Cartagena, 1988- con el equipo de su tierra es, probablemente, uno de sus encuentros más completos en lo que va de temporada. Llega el jugador cartagenero a esta etapa de la competición en su mejor momento físico y con una enorme confianza en sí mismo. Se ha readaptado el zaguero en pivote defensivo y ahora es el jugador para todo de Alberto Monteagudo. Ha hecho olvidar partido tras partido las múltiples ausencias de Sergio Jiménez, bien por lesión o por sanción.

Si bien es cierto que su alineación en la jornada quinta llegó motivada por la dolencia de su compañero en la rodilla, Verdú no estaba dispuesto a ser simplemente un parche provisional: llegaba para quedarse. Cerrado el paso en el eje de la defensa, en la que Moisés y Zabaco se han convertido en las referencias para el bloque albinegro esta temporada, Gonzalo tuvo que transformar su manera de jugar, ver el fútbol y posicionarse para rendir al máximo nivel. Ante el Lorca dio un auténtico recital de colocación, exhibición física y trabajo solidario, lo que le ha puesto muy difícil el paso a la titularidad de nuevo a Sergio Jiménez, quien cumplido su partido de sanción lo va a tener complicado para arrebatarle el puesto a Verdú, en el partido de esta próxima jornada frente al Melilla.

Una lesión ya olvidada

El año pasado la suerte le jugó una mala pasada, ya que se lesionó casi al comienzo de la competición, lo que le hizo perderse la mayor parte de la primera vuelta y no volver al equipo hasta la decimonovena jornada. Por aquel entonces ya le resultó muy complicado hacerse un hueco en el once inicial y aún así intervino en doce encuentros. Frente al Jaén, en la jornada vigésimo octava debutó en medio campo junto a Rivero en lo que sería, al menos en el Cartagena, su primera incursión en ese trabajo en medio campo.

En 26 jornadas que se llevan disputadas durante la presente campaña ha intervenido en 23 partidos y fue titular en 20 jornadas. Y, curiosamente, ha sido en 16 de ellas donde Monteagudo ha decidido que era su hombre para medio campo. Llegaron a este equipo otros futbolistas con un perfil parecido a Sergio Jiménez que tuvieron que salir del equipo porque no iban a tener la más mínima oportunidad si tenían que rivalizar por el puesto con Gonzalo.

Se ha perdido dos encuentros por sanción, pero poco más. En siete ocasiones le ha tocado volver a su lugar natural, el eje de la defensa, habitualmente junto a Moisés, aunque también lo ha hecho junto a Zabaco -jornadas 17ª y 18ª-. Parece, sin embargo, que ahora se encuentra como pez en el agua en la parcela ancha, donde es el gran dominador en la anticipación, el corte, la pausa y el perfecto apoyo para Quique Rivero, que se siente cada vez más seguro en su fútbol creativo con jugadores como Gonzalo Verdú o el propio Llorente, un referente unos metros más arriba.

Recurrente para el técnico

Hasta en 16 oportunidades ha sido alineado esta temporada -casi un 70% de sus encuentros- en medio campo, lo que dice muy a las claras que Gonzalo Verdú no es un invento casual y que seguirá siendo una pieza importante para el FC Cartagena a doce jornadas para el final, en el momento más importante de la competición y cuando el equipo se está jugando ser o no el campeón del grupo cuarto de Segunda División B.

Además, ha tenido la oportunidad de estrenarse en el aspecto anotador, ya que ha anotado dos goles, que sirvieron para que su equipo sumara cuatro puntos en la primera vuelta de la competición. Un tanto suyo de libre directo, supuso allanar el camino de la victoria ante el Sanluqueño en la decimocuarta jornada, en partido disputado en el Cartagonova. Otro gol valía el empate al FC Cartagena dos jornadas más tarde, frente al Villanovense, cuando el conjunto albinegro andaba perdiendo frente al rival extremeño.

Gonzalo Verdú ha sabido readaptarse perfectamente a la posición que las circunstancias le han acabado exigiendo y su equipo se lo agradece infinitamente. Está en un momento dulce de la temporada y el Cartagena no puede dejar de aprovecharse de ello.