¿Empezó muy joven a hacer deporte?

No, empecé con 16 o 17 años, fui campeón de España juvenil de 200 metros a los tres meses y a partir de ahí, fui recogiendo medallas.

Pero después se lo dejó.

Sí, pero nunca me retiré, solo que dejé de competir con 23 años. He estado doce años fuera, en los que he seguido entrenando y haciendo otros deportes, como escalada, manteniéndome un poco en forma, pero no estaba ni mucho menos al nivel para competir hasta que este año me propuse ver cómo salían las cosas. Desde el principio todo fue muy bien y ha acabado mejor, con el subcampeonato del mundo.

¿Abandonó el atletismo de alta competición para centrarse en los estudios? ¿No podía compaginarlo?

Sí, en los estudios y en el trabajo. Para competir a cierto nivel tienes que tener unas horas de descanso y entrenamiento, algo que tampoco tengo ahora mucho, pero es diferente. Cuando regresé hace un año solo tenía planeado correr el Mundial y retirarme, pero ahora ya, ¿cómo me voy a ir siendo subcampeón del mundo? No puedo. Tendré que ir al Europeo del verano.

¿Cuando cortó tenía ayudas o vio que simplemente había llegado el final?

No, ayudas ninguna. Quitando una pequeña beca que me podía dar el Consejo Superior Deportes, nada de nada. Lo malo del atletismo es que o tienes a tu familia que te respalda detrás, o no sales adelante, no llegas a ningún sitio.

¿Qué le ha llamado a volver a competir?

Desde que lo dejé sabía que me quedaba algo, no sé, como la última película de Rocky. Mi entrenador, Javier Navarro, me motivó para entrenar y me lo tomé en serio. Tenía la sensación de que debía correr algo más. Antes subía a la pista, pero no era constante. Sin embargo, ahora me lo he tomado en serio, poniéndome a dieta y no saltándome ningún entrenamiento.

Veo que sigue en los 200 metros, como de joven.

Sí, aunque no corrí el 100 porque he sufrido muchas lesiones. Empecé pesando 96 kilos y me he quedado en 77, lo que provocó que al principio me lesionara bastante y sufriera hasta cuatro roturas de fibras. Por eso no me planteé correr el 100, por el miedo a las lesiones. En el Campeonato de España me lesioné y estuve a punto de dejarlo y de no ir al Mundial, pero mi mujer me animó a seguir. Fui al Nacional con el propósito de batir un récord de los campeonatos, pero solo aguanté 20 metros. Fue un palo, pero al final ha merecido todo la pena.

¿Cuánto dinero le ha costado la fiesta de ir hasta Australia a competir?

Mucho, aunque el viaje al final es lo de menos, porque son 800 y pico euros el billete, pero lo que realmente te cuesta es la preparación que llevas, porque necesitas entrenador, nutricionista, la suplementación que tienes que tomar, los viajes a los campeonatos... No te sabría decir cuánto me he gastado, pero perfectamente 10.000 euros sin exagerar. He tenido el apoyo del Ayuntamiento, Kelme, Pastelería Ignacio y la Universidad, aunque el mayor patrocinador ha sido mi clínica.

¿Disfruta ahora más del atletismo?

Corro con la presión solo de la competición, no lo hago para buscar una beca, como antes, ni me presiona un equipo para ir a una liga. Antes tenía que estar pendiente de hacer un tiempo para no quedarme sin la beca. Me ofrecieron irme a otro club, el mejor de España, y he dicho que no porque no quiero ninguna obligación y sigo en el club Murcia Trackz & Field.

¿Qué le hizo dejar el deporte a los 23 años?

Recuerdo que veía a los franceses y a los italianos que competían por su selección y estaban ya tranquilos porque el Estado les daba un trabajo acorde con sus estudios. Entonces me hice daño en el pie siendo campeón de España y la gente me dio de lado. Vi que otros compañeros míos estaban vendiendo zapatillas o eran monitores de gimnasio, que son trabajos muy dignos, pero que de ahí no pasaban. Yo quería algo más para mí, como formarme y hacer una carrera. Gracias a eso he creado mi clínica, porque cuando estás en el alto rendimiento no puedes trabajar y estudiar. El respaldo que te da el Estado es nulo, porque una vez que dejas de correr, dejas de ganar y no quería quedarme en eso. Además, yo era mal estudiante hasta que empecé la carrera y me saqué el curso por año y el Master en dos. El deporte te da ese espíritu de superación que a mí me ha valido.

¿De joven solo pensaba en el atletismo?

Cuando era joven tenía más pájaros en la cabeza que otra cosa. Repetí algún curso porque el atletismo lo justificaba todo. Como corría rápido, me podía despistar. Tuve cabeza o suerte de ver lo que me venía encima con poco más de 20 años. Tenía la posibilidad de hacer algo más y no me lo pensé.

¿Y qué fue lo que le hizo cambiar el chip?

La lesión que sufrí en el dedo gordo del pie. Vi entonces en lo que se habían quedado deportistas de muy alto rendimiento, y si yo no era nada al lado suyo y ellos habían tenido que dejar de competir porque el atletismo no da dinero, pensé que era algo que no quería para mí y que tenía que buscar algo mejor.