El Real Murcia iniciaba el pasado mes de enero una nueva etapa institucional. La murcianización del consejo de administración de la entidad se convertía en una realidad. Las puertas del club se abrían de par en par a sus aficionados. La primera medida llevada a cabo por los nuevos responsables así lo indicaba. Los precios de los abonos ya no serían una excusa para llevar gente al estadio. Desde 55 euros -50 para los peñistas y 40 para el público infantil- se podría comprar un carné para la segunda vuelta. El ambiente volvía a las taquillas los primeros días. Muchos rostros conocidos -cantantes, políticos, exfutbolistas- daban ejemplo para animar desde las redes sociales. Y los nuevos consejeros hablaban del despertar del murcianismo.

Pero las cifras dicen una cosa muy distinta. Algo que incluso reconocen en las oficinas de Nueva Condomina. «No ha sido para tanto», señalaban hace unas semanas desde el consejo de administración. Y es que la curva de asistencia al estadio murciano apenas ha crecido en mil personas, un número muy lejano de los datos que esperaban desde la Federación de Peñas o desde la Asociación de Accionistas Minoritarios, quienes siempre habían defendido que con la salida de Jesús Samper y una política de precios adecuada, las gradas volverían a tener un color especial.

Sin embargo, seis partidos después de que el nuevo consejo de administración tomase el mando, las asistencias al estadio solo han crecido en mil espectadores respecto a las que se estaban produciendo en los partidos de casa de la primera vuelta del campeonato liguero. O eso indican los números. Porque la media de público en los choques de enero y febrero ha sido de 4.735 espectadores, solo 903 personas más que la que se hizo en los duelos del 2015. Y eso sin contar el derbi frente al FC Cartagena, donde la cifra se eleva notablemente, ya que en el duelo estrella hasta ahora acudieron a las gradas 9.780 aficionados, más de 1.500 llegados desde el otro lado del Puerto de la Cadena. Si se incluye ese dato de asistencia, la media de la primera parte del campeonato ascendería entonces a 4.493, lo que empequeñecería aún más la diferencia con los registros que se están haciendo actualmente.

Ni el pasado domingo, con la visita del Cádiz y la vuelta al horario matinal, la afluencia repuntó. Pese a tratarse de uno de los duelos más atractivos de la temporada, partido que muchos aficionados habían marcado en el calendario al principio del curso, el dato de público no llegó a los 6.000 espectadores. Y eso que el club, en una iniciativa solidaria, regalaba entradas a todos aquellos que donasen sangre antes del encuentro. Aunque no hay cifra oficial, ya que los tornos de acceso al campo se averiaron durante algunos minutos, desde la entidad hablan de entre cinco mil y cinco mil quinientas personas, un número que iguala la entrada conseguida un mes antes contra La Hoya (5.661), pero que se queda muy lejos de las expectativas generadas para un partido entre dos de los favoritos del Grupo IV y al que el Real Murcia llegaba como líder indiscutible y con una racha de dieciséis jornadas sin perder. Hace un año, por poner un ejemplo, casi 9.500 aficionados se desplazaron al estadio grana para presenciar el enfrentamiento de los de José Manuel Aira con el Real Oviedo, equipo que fue el gran dominador del Grupo I durante el curso 14-15 y que acabó ascendiendo a Segunda División.

Además, en estas últimas cinco jornadas en casa, no hay una regularidad en cuanto a público. Si frente a La Hoya y Cádiz se alcanzaron los 5.500 espectadores; ante el Algeciras y el San Roque no se consiguió llegar a los cuatro mil fieles en las gradas. Por su parte, contra el Marbella, primer encuentro de la segunda vuelta, el dato oficial de público fue de 4.780. Por otro lado, salvo en el derbi con el Cartagena, en ningún momento se ha superado la cifra de abonados con los que cuenta el club -5.127 en verano y unos 6.600 tras la reapertura de la campaña y la bajada de precios-.