Sin necesidad de una campaña mediática ni grandes celebraciones, el baloncesto regional y el pueblo de Archena se volcaron en el sentido homenaje a Joaquín López Fontes, un hombre prudente pero ambicioso, que durante treinta años presidió un club modesto que llegó a ser un referente nacional. De forma prematura, con solo 58 años, el 9 de noviembre de 2013, su corazón dejó de latir. Se fue con discreción, sin alzar la voz, como había hecho durante toda su vida, pero con el cariño ganado gracias a su bonhomía, de todos y cada uno de los que alguna vez en su vida trataron con él. Por ello, Archena, ese pueblo al que adoraba, ha dado su nombre al pabellón municipal, el mismo donde tantos triunfos y jornadas de gloria en todas las categorías vivió ese club de baloncesto, que patrocinó durante muchas temporadas el Balneario de Archena, y por el que pasaron grandes jugadores, muchos de ellos presentes en ese tributo cargado de sentimientos, donde más de uno no pudo evitar que una tímida lágrima recorriera su mejilla.

Fue un líder silencioso, mediador infatigable capaz de guardar la compostura hasta en las situaciones más calientes, incluso con la rara habilidad de despertar admiración entre sus rivales, como dejó patente el presidente del Molina Basket, Joaquín García Box. Porque López Fontes no era uno de esos clásicos magnates del deporte que compraba sentimientos con dinero, sino con hechos y palabras, siempre pronunciadas desde el respeto, con destreza para empatizar.

'Los primos', ese grupo de archeneros que acompañaron durante toda su trayectoria baloncestística a López Fontes, no querían que el homenaje se limitara a descubrir una placa en la puerta del pabellón. Consiguieron que fuera aún más allá. Al margen de la asistencia de toda la corporación municipal, con su alcaldesa, Patricia Fernández, a la cabeza, recogieron en un vídeo testimonios de exentrenadores como Paco García, ahora dirigiendo un equipo en Brasil, Jordi Soler, Paco Guillem o Felipe Coello, y de exjugadores que dejaron huella en Archena, como John Blake, José Carlos Broncano y Soterio Ramírez, hoy en día viceministro de Deportes de la República Dominicana, entre otros.

A Joaquín López, como destacó la alcaldesa, «se le quería con sinceridad» porque tenía la capacidad de «convertir los sueños en realidades», según Miguel Lloret, director del Balneario de Archena, porque como apuntaba Juan Carlos Hernández, presidente de la Federación Murciana de Baloncesto, allá donde esté seguro «que está tratando de convencer a Fernando Martín y Petrovic para que jueguen con su equipo y lo conseguirá». Y como todo líder, dejó un legado, la pasión por el baloncesto, por el que siempre se recordará en ese pueblo del Valle de Ricote a orillas del Segura, donde el deporte de la canasta, pese a estar alejado hoy en día de la élite, es una religión para muchos jóvenes que siguen jugando en el UB Archena. Ni vídeos ni placas podrán pagar la deuda que esa localidad tiene contraída con ese hombre de corazón inmenso, pero sí saldar parte de la misma. Ese cariño lo recogieron sus hermanos, su viuda, Lola Martínez, y sus hijos, quienes vivieron con el corazón encogido y un nudo en la garganta el día en el que Joaquín López Fontes se convirtió en eterno para el pueblo de Archena.