A pesar de conocer el fatal destino del club de la capital del Segura, algo más de treinta personas se pasaron por las taquillas del club para hacerse abonados o renovar su carné. El grueso de simpatizantes llegó por la tarde, cuando ya se sabía el que el Real Murcia era equipo de Segunda División B. Además, hubo quien se acercó incluso a comprar la equipación del club. Un abonado afirmaba que «estaría con el Murcia donde fuese». Contaba que a él lo que le importaba era el equipo y que, en una situación como la que vive la entidad, no pensaba dejarlo solo.

«En otras peores situaciones nos hemos encontrado», dijo antes de marcharse. Al menos, llegan a las oficinas del club buenas noticias. Un club donde en la tarde de ayer reinaba el silencio y el desconcierto, donde se paró la respiración intentando volver a recuperar el ánimo para afrontar las próximas jornadas, que serán muy duras y en las que el murcianismo quiere buscar nuevas ilusiones.