El Drogas es mucho más que rock. Presenta libros de poesía y colabora activamente por la recuperación de la memoria histórica. Embarcado en una gira por salas que está llegando a su fin, presenta Un día nada más, directo grabado en la Ciudadela de Iruña (Pamplona), y cierra el año en la sala REM.

¿Qué tal, Drogas? ¿Cómo ha sido 2017 para ti?

Pues muy bueno. Una palabra que lo define bien es cojonudo. Hemos tenido curro, dedicados al directo y a disfrutar del directo sobre todo.

El adjetivo es contundente. Un día nada más recorre tus canciones más emblemáticas grabadas en directo. ¿Quedaste satisfecho con este disco? Del doble directo, uno de los discos quizás más relevantes del rock español, has comentado alguna vez que te dejó mal sabor de boca.

¿Mal sabor de boca el doble directo, dices? No, la historia era que podría haber sido casi cuádruple. Quitando esa historia de no haber podido reflejar todo, entendiendo que no puede ser, como producto, una historia que te dure de 4 horas y media a 5? Hubo que llegar a una especie de acuerdo para grabar y sacar en directo lo que, digamos, fue la parte principal del espectáculo, esas dos partes, con la banda de r&b, y luego los disparos del Doctor Gas.

Frío , la versión del clásico de Alarma, ya aparecía también en el estreno de Txarrena. ¿Por qué la escogiste como primer sencillo de este disco?

Me parecía una canción que podía reflejar bien lo que puede ser el concepto que yo entiendo por El Drogas, no como un personaje individual, sino como una banda de rock al uso. Podría haber sido otra canción y decirte lo mismo, pero, en este caso, la canción sale en el disco de estudio del primer proyecto de Txarrena, y ha reflejado bastante bien lo que fue la gira de la segunda parte de Txarrena, ese proceso de adaptación a lo que luego se ha llamado El Drogas, con la misma gente. Era una canción que reflejaba muy bien el concepto que teníamos de todo esto.

Oveja Negra la haces con Carlos Tarque, puro nervio sobre el escenario. Ya estuviste con MClan haciendo Las calles están ardiendo , y ahí estabas tú incendiario, dos noches en el Price. Parece que habéis hecho buenas migas.

Sí, con Carlos hace mucho tiempo que nos conocemos (bueno, con los MClan en general). Coincidimos a finales de los 90 en algunas actuaciones, y a mí siempre me llamaban la atención. Es un grupo lo que se entiende auténticamente de carretera, andar de aquí para allá?

Como tú por ejemplo, como Barricada.

Sí, reflejaba muy bien ese concepto de banda de rock and roll, de furgoneta, carretera y manta, y enseguida se les coge cariño.

Un día más repasa toda tu trayectoria, Barricada incluida. ¿Qué sucedió? ¿Se han podido restañar algunas de las heridas abiertas durante la ruptura? ¿Está todavía la cosa latente?

No sé, yo vivo feliz haciendo lo que estoy haciendo y con la gente con la que estoy trabajando. Es un poco lo que me importa. No le doy muchas vueltas tanto a lo que puede ser el pasado como a lo que tengo encima. O sea, disfrutar el presente, y luego preparando el trabajo futuro, con lo cual yo me siento contento de haber participado en esa ?. Para mí ha sido una época de mi vida muy importante, y no lo le doy más vueltas ya a nada. Está superado.

¿Qué fue lo que sucedió con Barricada? Tú eras la imagen.

Tampoco tengo demasiado interés en repetir lo que ya he contado muchas veces, sobre todo porque ya no me aporta nada. Soy tan egoísta que si algo no me aporta, lo procuro apartar. En este caso, digamos que el regodeo en lo sucedido quizá haya que preguntárselo a los demás. Quizás ya todos somos felices en nuestros nuevos proyectos, y adelante cada uno con lo que va haciendo.

Estuvisteis desde el principio con aquello del rock radikal vasco. ¿Qué recuerdas de grupos que estaban en esa etiqueta y que tuvieron una historia trágica como RIP, Cicatriz o Escorbuto?

Fueron años los 80 muy potentes, y fueron potentes por muchas razones. Primeramente los grupos de rock formábamos parte de esa expresión cultural o contracultura que supuso esa aparición de una nueva forma de expresarse, que es el caso de grupos rock, heavy, punk o pop, incluso dentro de un maremágnum, la explosión de fanzines, radios piratas? Era un poco romper la fórmula tradicional de todo. Y disfrutar con lo que se hacía, y a partir de ahí todo eso fue muy positivo. Y quizá dentro de los contras de todo esto, ese querer descubrir todo lo que sucedía alrededor llevó a mucha gente a quedarse en el camino, con la relación en general con el tema del caballo. Resumir así una historia tan potente y tan vivida y muchas veces tan coherente y tan incoherente, no sé, es complicado, pero se intenta.

En Blanco y Negro cierra Un día nada más , que supuso el gran salto cualitativo para Barricada, os elevó a un podium muy difícil de alcanzar para grupos de vuestro corte. ¿Qué significó en su momento, y ahora? ¿Consideras, por otro lado, que En Blanco y Negro podría resumir la situación del País Vasco en los 80?

Un resumen es mucho decir. Es la visión de alguien, que en este caso soy yo: cómo vivía la situación en esa época en la calle. No es exactamente o solamente cuestión política. Sobre todo tiende más a una historia más social. Es simplemente mi visión; no va más allá.

Okupación se convirtió en un hit rápidamente, pero alguna vez has dicho que se convirtió en una especie de losa y que decidiste dejarla de tocar.

Sí, es lo que suele pasar con algunas canciones hasta que te das cuenta de que realmente no tiene importancia que las canciones te sobrepasen. Eso la culpa la tiene la gente, con lo cual tú que te dedicas a hacer brincar y hacer digamos de alguna manera feliz al personal, tienes que asimilar que eres el culpable de esas composiciones. Fue la primera canción que nos sobrepasó. Hasta que nos dimos cuenta de que, como culpables que habíamos sido de la composición de esa canción, la podíamos tocar cada vez que nos apeteciese, así que volvió al repertorio y ya está.

Volviendo a los invitados de Un día nada más , no quiero dejar de preguntarte por Leiva y Rulo, que pueden tener un público muy diferente al tuyo. ¿Hay que romper esa barrera del rock auténtico, por así decirlo, que aún se escucha?

Yo en ese aspecto no he tenido demasiados complejos; los kilómetros de una ciudad a otra son los mismos para todos, y a toda la gente la catalogo lo mismo que a mí: lo que nos gusta es la farándula, y somos más bien comediantes o bufones, o como se quiera definir, de este momento que nos toca vivir. A partir de ese momento cada uno es muy libre de reflejar con sus composiciones su propio punto de vista.

Estamos viviendo una época en la que hay que ser, o parece que hay que ser, políticamente correcto. ¿Tú como has llevado el tema de la censura?

No tan mal como otros. Por un lado, la censura que he sufrido se puede comentar como cómica, quitando lo que pueda tener de tragedia el ataque a la libertad de expresión sobre todo a otra gente: he visto juicios a blogueros, a raperos, la presión que han podido tener bandas como Soziedad Alkoholika; eso sí me parece serio. Yo este año he sentido como una especie de explosión absurda hacia cualquier cosa que se mueve, pero bueno van desde Vox León, que presentó un escrito para no dejarnos tocar, hasta la Candidatura Unitaria Popular de Tudela, que se quejó del precio de las entradas para el Día de la Juventud. Quiero decir que no deja de ir más allá de la propia sonrisa irónica que uno esboza como las hienas?

En el caso de León tengo entendido que uno de los argumentos que esgrimían para pedir la suspensión de tu concierto era el mote de El Drogas.

Sí, por eso digo que no me parece una cosa seria a tener en cuenta. Cada uno tenemos un sentido del humor muy peculiar; digamos que Vox León puede tener esa especie del sentido del humor tan peculiar que caracteriza a la extrema derecha.

¿Y el rock sigue teniendo un carácter transgresor o lo ha perdido?

Pues no lo sé. Yo el rock como entelequia lo dejo aparte. Creo que los compositores somos los que debemos sentirnos transgresores o no; en mi caso tengo necesidad de sentirme transgresor, recibiendo hostias por un lado y por otro.

¿Te sientes ahora más crítico? ¿Cómo resiste el cuerpo tras 30 años dándole caña, y como se mantiene la ilusión?

Ahora soy muy consciente de lo que escribo, de lo que hago y cómo lo vivo; o sea, vivo mi propia experiencia de una manera bastante intensa, y eso hace que la ilusión continúe multiplicándose. Es como un yonki de su propio estado mental y un yonki de su oficio, y en estas estoy. La ilusión me la retroalimenta ese propio espíritu si se puede decir así, transgresión que continua empujándome y dándome patadas en el culo.

Has escrito un libro de poesía, Tres puntadas , y también un libro de haikus para niños, Las zapatillas de volar . ¿Qué te ha empujado a hacer literatura infantil'

No sé, ja ja, salió así. Me gusta escribir, sentir retos nuevos casi a cada momento, y este libro, Las zapatillas de volar, era un reto: por un lado, por los escritos cortos hacia el público infantil, que puede ser infantil hasta los 90 años, y ese reto que tenía también de juntarme con una ilustradora como es Idoia Zufiaurre que es la que ha hecho las ilustraciones, y ha sido una experiencia muy bonita entre los dos.

Siempre he tenido la curiosidad de saber cómo la canción Esperando en un billar apareció en Barrio Sésamo.

Bueno, salían dos hermanas que eran muy traviesas, y una de ellas era la hermana de Coronado, el batería de entonces de Barricada, y parece ser que pusieron esa canción de fondo, que quedaba bien con lo que venía a cuento, y siguió p'adelante.

Enrique, te has manifestado como un defensor de la memoria histórica. ¿Crees que se están cerrando las heridas definitivamente?

Yo realmente no lo veo así. Creo que es necesaria la lucha que continúan teniendo las asociaciones de la memoria. Me gustaría que hubiese más unidad entre todas ellas y que empujasen a las instituciones del Estado a reconocer lo sucedido, a escribir la historia como realmente ha sido, con esas miles de microhistorias que se han querido tapar, y por fin poner en su sitio a muchísima gente inocente que sufrió asesinatos, violaciones, robos de propiedades, de criaturas, una cantidad de temáticas que continúan ahí.

A 091 les han estado preguntando durante 25 años sobre cuándo volverían a reunirse; al final lo hicieron y ha sido todo un éxito. ¿Te preguntan a ti algo parecido sobre Barricada?

No. Ya te comentaba que vivo el presente, tengo cantidad de historias que disfrutar en estos momentos, como es la gira que hemos arrancado por salas. Terminamos ahora en diciembre una etapa concreta porque luego arrancamos una gira por teatros con el formato de r&b en un formato de nueve músicos. Continúo componiendo para el próximo trabajo discográfico que también va a ser un poco inmenso... Quiero decir que tengo mucho donde regodearme y... es una etapa pasada de la vida. El traje de primera comunión no sé ya dónde está.

Ahora te estás marcando conciertos de tres horas, como Springsteen. ¿Qué nos vamos a encontrar en este concierto que casi sirve para despedir el año?

Pues siempre dependemos del tiempo que nos dejan en la propia sala: nos gusta llegar a los sitios y que la gente que paga una entrada salga satisfecha del espectáculo que ha visto, y, bueno, esa es nuestra finalidad.

¿D eseos para 2018?

En el plano particular, seguir con este nivel de ilusión que no solo tengo yo, sino toda la banda. Compartimos muchas cosas y es una gozada el continuar así; llevamos ya casi 10 años juntos desde que comenzamos a preparar ese segundo proyecto de Txarrena, y yo, en el plano egoísta, pues que siga así. Y luego en el plano más general, la gente tenemos que ir buscando la felicidad, aunque sea a pesar de la infelicidad de los que siempre nos están jodiendo. Entonces a ver si nos empezamos a mover por algo.