ntonio Gades firma Fuenteovejuna, su última gran obra maestra en 1994, basada en la homónima de Lope de Vega. Desde entonces hasta fecha de hoy, la genial obra balletística se ha mantenido intacta por los escenarios de todo el mundo fiel al instante creador gracias a la labor de la Fundación Gades y a la sabia dirección de su actual conductora, Stella Arauzo. Gades renace así, una y otra vez en cada una de sus obras, emocionándonos y sorprendiéndonos con la modernidad de su arte, directo, intuitivo, depurado en la tradición, pero sin dejar de beber de ella.

Tuvimos el privilegio de volver a ver esta joya coreográfica, Fuenteovejuna, por segunda vez (si recordamos la vez anterior con fecha de marzo de 2010), en el Auditorio Víctor Villegas, con la participación del gran artista José Huertas en el papel de Alcalde. Por otro lado, mencionaremos la acertada presencia de Álvaro Madrid, bailarín cedido por la compañía del Ballet Nacional, que junto al bailarín murciano Ciro Ortín, en el cuerpo de baile, pasaron ambos por las filas de la compañía Ballet Español de Murcia. El elenco en su totalidad demostró su gran calidad artística y su saber estar.

El ballet español Fuenteovejuna se desarrolla en un solo acto. Lo componen nueve escenas que transcurren gradualmente en continua presencia de todos los bailarines, característica que por otro lado será una de las claves dramáticas de éste ballet. El tratamiento del cuerpo de baile como un todo, en perfecta coherencia, trasladará a la perfección el sentimiento de solidaridad del pueblo como quedará patente al final de la obra tras los trágicos acontecimientos vividos por Laurencia. Folklore y flamenco se entremezclan para dotar de carácter, con sus distintas naturalezas, a las escenas; la fiesta, la rabia, el amor, la alegría, la ofensa etc. Por otro lado, la música, especialmente pensada y cuidada, sirvió para terminar de elaborar la cualidad de cada acontecimiento. La sobriedad escenográfica, otra significativa característica de Gades (nada que distraiga la atención del discurso narrativo) junto al vestuario con las texturas tan apropiadas al carácter de ropa de trabajo y la gama cromática tan elaborada y conseguida, la iluminación de las escenas, los escasos elementos escenográficos, en definitiva, dibujan a la perfección el ambiente de un pueblo andaluz de mediados del XVII.

Considerado Gades como el Balanchine de la danza española, su gran intuición, su capacidad de ver más allá del propio movimiento, sus innovaciones expresivas y formales, y la colaboración con distintos artistas y profesionales, como para esta producción con Juanjo Linares, Caballero Bonald, Faustino Núñez, Alberto Méndez, Pedro Moreno, Dominique You entre otros, hacen de Antonio Gades uno de los artistas más grandes de nuestro tiempo no solo en el seno del patrimonio histórico-coreográfico español, sino como creador indiscutible junto a los más grandes de la danza occidental.