Miguel Alcantud (Cartagena, 1971) regresa al Festival de Cine de Cartagena, donde ha presentado algunos de sus largometrajes, para recibir un homenaje el día de la clausura, el próximo 5 de diciembre. Director de películas como Impulsos, Y viceversa y Diamantes negros, y codirector de Águila Roja, Alcantud es el fundador y director artístico del proyecto Microteatro por Dinero, que no sólo triunfa en Madrid, donde vive el cineasta, sino en otras partes del mundo en las que están dejando una semilla y descubriendo a talentos de las artes escénicas. Y no para. Ahora está inmerso en varios proyectos.

¿Qué supone recibir el premio del FICC?

Me hace especial ilusión, el festival me ha tratado siempre de forma maravillosa y, encima, es en mi ciudad, así que estoy muy ilusionado.

Le van a acompañar Ana Risueño y Daniel Freyre, con los que trabajó en su primer largometraje, Impulsos.

Sí, y también Javier Gutiérrez, con el que trabajo ahora en Águila Roja; quería que estuvieran actores con los que empecé y también de este momento, así que será más especial.

¿Guarda siempre un buen recuerdo de sus actores?

Si, sí, muy bueno. De hecho creo que con todos he continuado cierta relación después de los rodajes. A mí me encanta trabajar con actores y creo que eso se nota en el resultado de las películas.

¿Y ha cambiado mucho Miguel Alcantud desde aquel primer largo?

Bueno, tengo más canas en la barba... ¿Cambiar? Seguro que he cambiado mucho. Hace poco estaba recopilando imágenes para un vídeo y volví a ver Impulsos, que no la veía desde hacía muchísimo tiempo, y sí que me reconozco en toda la película, pero también vi muchas osadías propias de la juventud, creo que ahora soy más asentado.

¿Cómo definiría su cine?

Mi idea de cine siempre ha sido la variedad, que cada película tuviera su propio lenguaje, más allá del mío propio. De hecho ahora estoy preparando una comedia para televisión, sigo con Águila Roja, puedo hacer cine más social... prefiero la variedad.

Decía hace tiempo que hacer cine en España cuesta mucho, ¿sigue pensando igual?

Por supuesto. Si tradicionalmente ya costaba, ahora nos han 'impuesto' una mala fama y muchas dificultades desde el Gobierno para poder producir; y ahora se suman nuestras propias zancadillas, con el caso de los fraudes aumentando la taquilla para recibir subvenciones, que la verdad es que nos hacen un flaco favor.

¿Cree que va a hacer mucho daño al sector que se hayan destapado esos fraudes?

Puede ser, pero lo bueno es que ahora se controlarán más las subvenciones y hay que tener en cuenta que no se da en toda la industria; pero nos duele que pase esto aunque se dé solo en unos pocos.

Va a colaborar con la nueva escuela de cine de Cartagena, La Base...

Sí, no todo lo que quisiera por la distancia, pero es un proyecto apasionante y cuentan con mi apoyo.

Así que, aunque cueste hacer cine, hay que alentar a los nuevos cineastas, ¿no?

¡Por supuesto! No nos podemos quedar de brazos cruzados, quien quiere contar historias, concienciar a la gente a través de las películas o entretener, tiene que luchar así llueva o salga el sol.

¿Qué le movió a usted a dedicarse a esto?

Contar historias. Desde siempre he escrito, desde pequeño, pero se me cruzó el audiovisual y vi que por ahí me era mucho más fácil. Yo soy muy visual, más que literario; aunque, eso sí, lo descubrí ya tarde.

¿Y sigue siendo tan 'cabezón' como decía una vez para sacar sus proyectos adelante?

Claro, si no tienes familia rica ni eres primo de alguien, más te vale luchar por ti mismo.

Sigue como uno de los directores de Águila Roja, ¿no cansa después de tantas temporadas?

No, la ventaja es que entre una y otra siempre estoy con proyectos nuevos y, además, es divertido ver la evolución de la historia, de los actores. El jueves se emitió el capítulo 101 y seguimos con más de dos millones de espectadores, no tantos como al principio pero sí que demuestra que sigue habiendo un gran interés por la serie.

¿Y cómo ve las producciones españolas, las series?

Creo que hay un boom, pero se ha dado un salto en la calidad; antes había muchas, pero se agradece que ahora se tenga en cuenta la calidad. Venden en el extranjero, reciben premios... gozan de muy buena salud.

Su proyecto de Microteatro por Dinero acaba de cumplir cinco años y se extiende por el mundo, ¿cómo lo vive como 'padre de la criatura'?

Encantado, la criatura crece muy bien; lo hemos llevado a Latinoamérica, Estados Unidos y allá donde abrimos la aceptación es muy buena.

¿Hay mucho talento escondido en esas 'microsalas'?

Muchísimo. Al cumplir cinco años hemos hecho un recuento y por las salas de Madrid han pasado 973 obras, 772 actores, 433 autores y 342 directores... Ni yo sabía que había tanta gente dedicada a este mundo que no tenían la oportunidad de mostrar ese talento. Microteatro se ha convertido en un gran escaparate, es abierto, es 'democrático' y da muchas oportunidades a la gente sin 'pedigrí'.

Además de la comedia que citaba antes, ¿tiene más proyectos en marcha?

La comedia para televisión y otros dos proyectos de cine, vamos paso a paso para sacarlos adelante.

Su último largometraje, Diamantes negros, denunciaba el 'tráfico de niños en el mundo del fútbol, ¿tuvo la repercusión que esperaba?

Diría que más aún de la que esperaba. Tras el estreno, la Liga de Fútbol hizo un comunicado en el que apoyaba la película, algunos clubs nos dieron su apoyo, bueno el Real Madrid no, porque no quiere oír hablar del tema, y se sigue proyectando, a través del Instituto Cervantes, en numerosas partes del mundo, donde nos invitan a participar en coloquios, como acabo de hacer en México.

¿Es otro motivo para hacer cine, el hecho de poder concienciar?

Es uno de ellos, de hecho uno de los proyectos va en ese camino, pero no el único, el cine es muchas más cosas; también debe ser entretenimiento, tiene que haber variedad.