Fernando da Casa do Santos ´se estrena´ como escritor de novelas y lo hace por la puerta grande con La Gioconda es falsa. En ella, el autor pone patas arriba la autenticidad de uno de los iconos artísticos más conocidos y admirados del mundo.

«Porque es una delicia para cualquier amante de la literatura y el arte y contiene numerosos guiños a obras maestras de la literatura universal, y desarrolla una historia tan original como creíble sobre uno de los iconos artísticos más conocidos y admirados del mundo». Esas son las razones que esgrimió el abogado y escritor Fernando da Casa de Cantos (Cartagena, 1967) para lanzar una campaña de crowdfunding y publicar La Gioconda es falsa.

¿Cómo surgió la idea?

Tengo un blog y hace dos años, con motivo de la noche de los museos de Cartagena, publiqué un escrito sobre La Gioconda. Era un relato corto, nunca tuve intención de escribir una novela. Mi sorpresa fue que se dispararon las visitas del blog, de las cuales, más de cien mil eran procedentes de Sudamérica. Me enviaron multitud de correos dándome la enhorabuena e instándome a que continuara la historia.

¿Esta enorme expectación le animó a pensar a lo grande?

Empecé a publicar capítulos que consistían en ampliaciones de ese relato. 7.000 personas a la semana seguían mis peripecias. Ahí me di cuenta de que podía ser el germen de algo más. Decidí dejar de publicar porque me iba a dedicar a darle formato de novela. Pedí disculpas por ello.

Y se lanzó siendo escritor novel.

No he publicado en papel nunca, pero leo mucho desde que tengo uso de razón. Me gusta escribir en privado. En el fondo, cualquier expresión artística supone desnudarse ante la gente. Hace cuatro años publicaba relatos en internet, en páginas de literatura. Siempre me ha gustado escribir.

¿Es muy difícil dar el salto de internet al formato físico a través de editoriales?

Al ser novel, no tengo contactos ni soy conocido. Te encuentras con falta de respuesta de las editoriales. Es muy difícil acceder a este selecto mundo. He tocado la puerta y ni me han abierto.

Todo lo contrario ocurrió con el crowdfunding.

Es una alternativa excelente, una maravilla. Permite a escritores noveles poder dar a conocer tu obra. En libros.com, si ven que reúnes una mínima calidad, te lanzan. Me gustó mucho su página. Es gente profesional. Por ejemplo, Lorenzo Silva, Premio Planeta, ha publicado con ellos y eso da cierta tranquilidad y seguridad de que no es una editorial de medio pelo.

¿Consiguió los apoyos necesarios para lanzar la novela?

Fue una sorpresa mayúscula. La campaña necesitaba al menos 100 personas que estuvieran dispuestas a apostar sin haberla leído. Y lo hicieron casi a ciegas, con cuatro pinceladas: un vídeo promocional y una pequeña muestra de escritura. A cambio, ven publicado su nombre en la página de agradecimientos. Fue una experiencia muy positiva. Conseguí los apoyos en medio mes cuando el plazo para obtenerlos era el doble. Con personas de Bolivia, Chile, México o República Dominicana y de diferentes regiones de España.

¿Qué hay en mayor porcentaje: ficción o realidad?

Es ficción, pero está basada en muchos hechos reales y contrastados en hemerotecas. Hay detrás una gran documentación que prueba que los hechos son fieles, reales. Todo empieza con una exposición en 2012 en el Louvre sobre el cuadro de Santa Ana de Da Vinci. La historia es rocambolesca cuando el protagonista empieza a investigar si la Gioconda expuesta en el Louvre es falsa. Pasan cosas muy extrañas en torno al personaje. Hay mucha acción, historias de amor, traiciones, aventuras, arte?

También la ha ambientado en la Región, ¿no?

Hay un gran protagonismo de la Región. He relacionado las investigaciones sobre La Gioconda con una visita a Cartagena del presidente de la República Francesa en 1913 junto a Alfonso XIII. Los dos se reunieron previamente en Madrid en el tren que les conduce a Cartagena. Si estaban juntos en Madrid y sabiendo las dificultades en aquella época de comunicaciones, ¿por qué tuvieron que irse a Cartagena a seguir la reunión? Hilé cabos y uní esta historia a la de la Gioconda. Gran parte de la novela transcurre en Cartagena.