Objetos cotidianos como bolsas de papel, cajas de cartón, libros, cuadernos o papeles han invadido el Centro Párraga. Desechos que Rafael Fuster ha realizado a partir de desechos, como viejas planchas de metal que sirven para crear esculturas realistas de hierro dispuestas en el desorden que parece imperar en la sala del centro, ofrecen una estampa que se encuentra un paso más allá de la 'vanitas' donde da cuenta de la caducidad y el paso del tiempo.

El artista murciano expone Escultura en hierro, un proyecto específico para el Párraga que se puede visitar hasta el 4 de diciembre. Se trata de planchas de metal que el creador curva, pliega, arruga y transforma finalmente con la pintura convirtiendo cada pieza en auténticos trampantojos.

En la muestra el artista sitúa dentro del género del tradicional bodegón holandés las 'piezas de banquete' (pronkstilleven), las naturalezas muertas del desorden. En ellas, «objetos preciosistas se disponen de manera caótica sobre una mesa, como si estuvieran en el suelo y fuera de su lugar habitual», como explica la consejería de Cultura en una nota de prensa.

La descontextualización y desacralización del objeto es el origen de las instalaciones de las esculturas ilusionistas de Fuster, de manera que las piezas, que el visitante llega a confundir con la realidad, se esparcen por el suelo de la sala.

A diferencia de los bodegones holandeses, compuestos por objetos de lujo, el artista se acerca a la escuela castellana barroca de los 'bodegones de cuaresma', a la 'miseria' española, una pintura que algunos expertos han definido como una 'pobreza de lujo', y a una escultura que exageraba el dramatismo y el realismo gracias a la policromía.