El pintor Juan Mariano Balibrea propone un Viaje de ida y vuelta en el Museo de Bellas Artes de Murcia, donde expone sus obras más recientes, que dialogan con piezas creadas cuando comenzó a pintar en el año 2009.

Como punto de partida de todos estos cuadros se encuentra el entorno natural de El Garruchal. Pero, como confiesa el autor, al final «te das cuenta de que el paisaje es tan sólo una excusa, porque el protagonista es mi mundo interior y el disfrute propio de la pintura».

Y, por tanto, este viaje por los parajes de su tierra cercana se ha convertido en un viaje al mundo interior de este autor, que comenzó a pintar hace tan sólo unos años «sin saber muy bien qué iba a salir». «Cuando trabajaba como profesor de instituto -recuerda Balibrea (Murcia, 1952)- organicé una clase optativa para ayudar a los alumnos a través de la pintura; un día llegué a casa y comencé a pintar... He disfrutado mucho, pero también se sufre mucho».

Esos estados de ánimo quedan reflejados en estas obras que también viajan entre la figuración y la abstracción. «Hay en todos algo mío, mis emociones, mis pulsiones, mis vivencias... Hay una celebración de la vida, pero también obras más intensas», describe el pintor murciano sobre los 55 óleos sobre lienzo de mediano y gran formato que se pueden contemplar en el Mubam.

Ya lo han hecho, desde el día de su inauguración el pasado 11 de septiembre, numerosos visitantes, que, de algún modo, «construyen también el cuadro». «Cuando hablo con mis amigos -comenta el pintor-, porque soy muy tímido para hablar con espectadores que no conozco, sí que tengo en cuenta su opinión y en ocasiones me descubren mis propios cuadros, cosas que yo no contemplaba cuando los pinté o terminé».

Por esta razón, Balibrea continúa en esa búsqueda -recuerda un lema en el estudio de su mujer que reza «el secreto es no llegar»-, de pintar el cuadro perfecto y, «hasta llegar a él, al menos tratar de ser auténtico; y eso creo que se nota, lo siento en la emoción de la gente cuando los contempla».

Y así, como explica el autor en el catálogo de la exposición, para Balibrea «pintar es hacer un viaje sin meta, sin GPS o sin planos. Es caminar por el borde del barranco; o explorar los senderos abandonados por los grandes maestros, buscando alguna huella, o jugar a la ruleta rusa un día tras otro para ver si el azar dispara la obra más personal y auténtica, la obra que nunca llega». Y en esta ocasión invita a viajar con él por la sala de exposiciones temporales del Bellas Artes. «Era el museo de mi barrio, ahí nació mi relación afectiva y mi amor por el arte», concluye.