­Defina brevemente qué es para usted la novela negra.

La pregunta más popular en los festivales de género desde luego, la única en la que ¡nadie! se pone de acuerdo. No me preocupa mucho su definición, pero para mí el género debe contener algún elemento ilegal o algún pecado, donde se manifieste lo peor de lo que somos, y que intente explicar porqué este mundo no es el maravilloso lugar que debería ser. En definitiva, por qué los seres humanos somos quienes somos.

¿Hasta qué punto es necesaria en nuestra sociedad?

No es necesario el género negro; es necesaria la literatura, la buena, del género que sea. Los buenos libros nos formulas preguntas y no respuestas, nos hacen pensar, nos hacen vivir otras vidas. Nos permiten intentar entender mejor la mayor tragedia humana: el desconcierto que nos supone estar vivos.

Confiese sus debilidades: obra, autor y personaje favoritos del género de todos los tiempos.

A un autor de género se le presupone que hará trampas, así que no pido disculpas: adoro a Dostoiekski, Kafka, Flauvert, Jim Thompson, Paul Auster, JRR Tolkien, sin ningún orden en particular. Me quedo con Crimen y Castigo y con Frodo.

Y ahora la misma confesión pero del panorama nacional.

Me refiero exclusivamente a autores vivos: Hay que leer a Carlos Zanón, a Pérez Reverte, a Carlos Salem, a Rosa Montero, y a Alexis Ravelo y a Antonio Muñoz Molina. Me quedo con Subsuelo, de Marcelo Luján y con Johnny Thunders como personaje. Búsquenlo.

¿Cuándo supo que escribiría novela negra?

En realidad aún no lo sé. Sí que supe siempre que quería contar buenas historias, y hace unos cinco años pensé que sería buena idea usar ciertos clichés del género para hablar de temas que me importan. Pero cuando escribo no pienso en un género; creo que hay otros que lo hacen mejor y que mi deber como autor es buscar caminos menos transitados para encontrar mi propia voz.

Más debilidades: ¿se inclina más por la personalidad del criminal o del agente de la ley?

No me gustan mucho las novelas procedurales, centradas en la investigación policial, suelen aburrirme. Me interesan bastante las novelas desde el punto de vista del malvado. Pero, desde luego, el mi favorito es el detective, un ´looser´, que no está en ninguno de los dos bandos y que es una especie de sheriff solitario que lucha por ordenar este mundo de caos, solo con sus propias fuerzas y sobreviviendo entre el fuego cruzado.

¿Sangre o psicología?.

Mejor la psicología, es mucho más interesante y sutil. Aunque para que funciones debe existir la amenaza de la sangre.

Elija arma y técnica, ¿cuál es su método preferido a la hora de matar?

No soy muy de matar. Soy más de hacerlos sufrir.

¿Qué no incluiría nunca en una de sus novelas negras?

No incluiría una escena, un tema, un personaje€ en el que no creyera. Primero debo creer yo y así hay esperanzas de que después lo haga el lector.

Confiese alguna anécdota jugosa, siempre que no le incrimine, de su proceso creativo.

Mi proceso creativo no contiene muchas anécdotas, aunque sí método, que creo es lo esencial. En mi caso, escribo temprano por la mañana, con un escritorio puesto de cara a la pared, sin ventanas. Para mí es esencial la rutina, escribir cada día para poder estar imbuido en la historia. Cuando pongo la palabra ´Fin´ es cuando empiezo a escribir. Para mí corregir es escribir, leyendo lo que dije la primera vez entiendo lo que quise decir antes, y puedo hacerlo luego mejor.

¿Cree que el género negro ya no es considerado como literatura de ´segunda clase´?

Creo que de eso, en nuestro país, se encargaron Lorenzo Silva y Alicia Giménez Bartlett en el cambio de siglo, creo que es su mejor contribución. Todavía queda mucho de la pose literaria del snob que rechaza los géneros, pero eso no ocurre solo con la novela negra.

¿Qué le ha animado a asistir a Cartagena Negra y qué piensa encontrarse en estas jornadas?

Estudié ingeniería en Cartagena, tengo aquí familia y vengo muy a menudo; para mí es un placer contribuir en cualquier acto cultural de esa ciudad. Lo que espero encontrarme es€ público. Eso es esencial en este tipo de jornadas. Lo necesitan los organizadores, lo necesita la ciudad€ y lo agradecen los participantes.