Miguel Zamora (Murcia, 1970) ha ido a emergencias por todo el mundo. Terremotos en Turquía, huracanes en Nicaragua o incendios en Galicia. Pero el caso de la desaparición de Gabriel Cruz le tocó la fibra, y con 34 compañeros más del cuerpo de Bomberos de Murcia se sumaron voluntariamente al operativo de búsqueda del pequeño en Almería, lamentablemente sin final feliz.

¿Dónde se enteraron de la noticia de que habían encontrado el cuerpo de Gabriel?

En Murcia. Me llamó un compañero que había estado trabajando allí conmigo. Volvimos de Almería el viernes por la tarde, desde el lunes por la mañana que viajamos. Regresamos porque, en el puesto de mando, el jefe de bomberos nos avisó de que había ya poco trabajo técnico. En el radio de búsqueda que se había creado ya se habían revisado pozos y aljibes. Hay cientos y cientos de pozos en el entorno del cabo de Gata.

¿Cómo vivieron ese momento?

Fue duro. Llevo más de 20 años de servicio como bombero y este ha sido uno de los casos más duros que he tenido, por el desenlace, por la implicación personal? Suele pasar que cuando vamos a intervenciones, y hay algún niño implicado que ha fallecido, bomberos como torres y compañeros míos se derrumban. Somos humanos, no se puede hacer nada. No hay curso que te forme para esto.

¿Cómo se pasan los días sabiendo que ya es mucho tiempo sin saber nada de Gabriel?

Era una sensación encontrada. Por un lado te alegrabas de que terminase la búsqueda cada día y que no encontraras nada, que no apareciera el chico. Porque te da la esperanza de que pueda aparecer vivo. Pero, por otro, estás pensando que es un día más sin aparecer, de que hay menos posibilidades de encontrarlo vivo. Albergas la esperanza de que si está secuestrado, lo suelten. O que pudiera estar en algún rincón.

¿Les acompañaron familiares o amigos de la familia de Gabriel en la búsqueda?

No hemos tenido ninguna relación más allá que con los cuerpos de seguridad. No hemos visto a nadie de la familia ni nos han acompañado en las batidas. Íbamos de la zona de mando al puesto de trabajo, y viceversa. Los únicos que nos acompañaron en las batidas eran voluntarios de Protección Civil de Almería, que se conocían un poco más la zona, para llevarnos a algún sitio concreto. El resto, nosotros solos.

¿En qué consistió específicamente vuestra labor allí?

Una era la búsqueda pura y dura, en un área asignada con un GPS que nos daban para mirarla. Otra era más técnica, la de revisar aljibes, galerías de minas, pozos. De hecho, yo bajé el martes a un pozo y, visto donde estuvo el niño, siempre ibas con la sensación de poder encontrar al chaval. El cadáver, o una pista. Ha sido un trabajo muy duro.

¿Cómo se vive la experiencia de bajar a un pozo?

Estamos muy acostumbrados a ello. Pero en estos casos no sabes lo que te vas a encontrar. En cualquier pozo que revisamos el martes, miércoles o jueves nos podía haber aparecido a nosotros.

¿La zona donde se hallaba el pozo en el que los investigadores observaron cómo la pareja del padre sacaba el cuerpo del niño ya había sido rastreada?

Sí, porque ese pozo estaba en una zona cercana a las primeras áreas de búsqueda. Por ejemplo, el lunes pasado revisamos una zona que cuatro días después visitamos de nuevo, que era la zona de las famosas depuradoras. Desde el mando nos dijeron que había que mirar y volver a mirar. No sé si esta decisión de estar en esa zona en concreto correspondía a una medida de presión para quien tuviera a Gabriel Cruz, o si se nos había escapado algo.

¿En función de qué circunstancias se monta un operativo de búsqueda tan grande como este?

Este ha sido el mayor que se había montado en España para buscar a alguien, pero no hay un operativo tipo de búsqueda. En Murcia nunca hemos tenido algo así. Esto lo organiza la Guardia Civil y el Ministerio del Interior, y en este caso se ha alargado porque quizá se necesitaba alargar. La Benemérita podía tener alguna pista y había que ir tirando del hilo.

¿Cómo surgió lo de organizar el grupo de bomberos que partieron desde Murcia?

Yo ya me conocía el entorno del cabo de Gata y veía factible montar un grupo de voluntarios. El lunes lo organicé y nos fuimos 35 compañeros, aprovechamos nuestros días libres.