Mejorar el tratamiento de los pacientes con artritis para lograr frenar los síntomas de la enfermedad es el objetivo de los especialistas y la industria, que trabajan para hacerse con un verdadero arsenal terapéutico. Una de cada cuatro personas con artritis diagnosticada y en tratamiento alcanza la remisión, aunque el 40 por ciento de los afectados no tiene un buen control de su enfermedad. Fármacos tradicionales, nuevos medicamentos o tratamientos biológicos componen el actual arsenal, aunque han surgido nuevas opciones de tratamiento que intentan mejorar el día a día de los pacientes, ya que al menos la mitad de los enfermos con tratamiento biológico deja de responder a estos fármacos a los cinco años.

El doctor Manuel Castaño, reumatólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, explica que actualmente cuentan con nuevos fármacos para la artritis reumatoide que se administran vía oral, lo que resulta muy cómodo para el paciente. «Estos inhibidores de las jak quinasas están en el mercado desde hace un par de meses y son mucho más cómodos, ya que para los tratamientos intravenosos el paciente se tiene que desplazar al Hospital de Día, los fármacos subcutáneos los administra el mismo paciente desde casa, pero estos nuevos se los puede tomar en cualquier parte», señala el especialista.

La artritis es una enfermedad crónica que se caracteriza por el dolor y la inflamación de las articulaciones, principalmente los pies y las manos, llegando a contabilizarse más de 200.000 personas en España que conviven con ella cada día, a los que se suman cada año unos 20.000 nuevos diagnósticos.

Los principales síntomas de la artritis reumatoide son dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la movilidad articular, que perjudica especialmente a las articulaciones periféricas de las manos y los pies, así como muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. Además, si la inflamación no se controla puede derivar en una pérdida de la capacidad para realizar las tareas de la vida cotidiana y a un deterioro de la calidad y la expectativa de vida de los pacientes.

Las expertos indican que las personas con artritis reumatoide tienen una expectativa de vida acortada entre cinco y siete años respecto a la de los individuos sanos, debido principalmente a un aumento del riesgo cardiovascular, de ahí que los esfuerzos se orienten a lograr un diagnóstico precoz y buscar nuevos tratamientos, subraya el doctor Castaño.

Diagnosticar la artritis reumatoide en un estado precoz es el indicador más fiable de éxito en el tratamiento de esta enfermedad; en concreto, diversos estudios señalan que diagnosticar y tratar la artritis en los tres primeros meses de desarrollo es el indicador más importante de remisión de la patología. Por otro lado, un paciente con un desarrollo de la enfermedad superior a tres meses tiene el mayor factor de riesgo de progresión radiográfica de la enfermedad, que se traduce en destrucción o daño de las articulaciones.

El reumatólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca hace hincapié en que un diagnóstico y tratamiento precoz hace que haya una mejor respuesta al tratamiento. De ahí que en el centro sanitario de El Palmar se pusiera en marcha hace algo más de tres años la Unidad de Artritis Precoz en la que se ve más rápido a los pacientes, agilizando las pruebas de analíticas, radiografías o ecografías para detectar si existe inflamación articular.

Pero para llegar hasta la consulta del especialista la mayoría de los pacientes deben haber pasado por su médico. Por ello, el especialista de la Arrixaca recuerda la importancia de estar atento a las señales y pedir cita para acudir a la consulta en caso de presentar dolor que no cesa durante al menos dos semanas, rigidez, hinchazón o pérdida de la movilidad mantenida en el tiempo en cualquier articulación del cuerpo (dedos de la mano o del pie, codo, hombro, cadera, esternón o incluso cervicales).

Diagnosticar a tiempo la artritis reumatoide repercute de manera directa en la calidad de vida del paciente, que mantendría así su independencia y autonomía durante más tiempo.

100 pacientes diarios en la Arrixaca

Manuel Castaño explica que hasta el año 2000, aproximadamente, solo contaban con los tratamientos tradicionales, «pero ahora disponemos de los fármacos biológicos, anticuerpos monoclonales que van dirigidos contra las moléculas que producen la inflamación» y que se usan habitualmente, ya que logran frenar el deterioro de los pacientes y controlar la enfermedad. El servicio de Reumatología de la Arrixaca cuenta con nueve especialistas, ocho de ellos para pacientes adultos y uno pediátrico. Estos especialistas atienden las cinco consultas de Reuma que hay en el hospital y en las que se ve a unos cien pacientes diarios, además de visitar a los enfermos ingresados, a los del Hospital de Día y a los que acuden al Centro de Especialidades Doctor Quesada de San Andrés. Una atención en la que prima el diagnóstico precoz para iniciar cuanto antes el tratamiento y frenar los síntomas.

Causas. Factores genéticos, infecciones, estrés, tabaquismo y obesidad

El origen. La artritis reumatoide puede tener distintas causas, desde antecedentes familiares a infecciones o el tabaquismo, pasando por el estrés y la obesidad. Habitualmente la enfermedad surge por la acción de uno o más agentes externos en personas genéticamente predispuestas. En cifras absolutas, si alguno de nuestros padres o hermanos padecen una artritis reumatoide, nuestro riesgo de sufrir la enfermedad pasa del 0,5 por ciento de la población general al cuatro por ciento, pero si tenemos un hermano gemelo idéntico que la padece, nuestro riesgo sube hasta el 15-20 por ciento. Además, las infecciones por virus o bacterias pueden desencadenar o agravar la enfermedad, así como el hábito de fumar o el llevar una mala alimentación y el estrés.