El Partido Popular se ha pasado semanas repitiendo que el único plan que tenían para la Región de Murcia era Pedro Antonio Sánchez. Ni Plan B ni C. Y cierto que era, aunque esta última semana se haya tenido que activar una opción de emergencia tras la dimisión del ya expresidente, que será sustituido, si los populares consiguen el apoyo de Ciudadanos para la sesión de investidura, por Fernando López Miras, coordinador territorial del partido y secretario segundo de la Asamblea Regional. Pero a pocos escapa, porque así lo dejó muy claro el sucesor durante su intervención el martes en la Junta Directiva del PP, que el líder y referente político de los murcianos continúa siendo Pedro Antonio Sánchez, que, no en vano, obstenta la presidencia regional del PP, recién estrenada; y conserva y pretende seguir conservando su escaño en el Parlamento murciano, donde, además, preside el Grupo Parlamentario Popular.

Así, el proyecto de los populares murcianos en estos momentos pasa porque Pedro Antonio Sánchez quede absuelto en próximas fechas de las causas judiciales que tiene en el Tribunal Superior de Justicia (el caso Auditorio y muy posiblemente la Púnica, que todavía no ha sido admitido por la Sala de lo Civil y Penal) y que vuelva a lo grande a la Presidencia en semanas o en meses. Nadie en González Adalid piensa en otra opción que no sea la del sobreseimiento de ambos procedimientos, algo arriesgado de aventurar, porque con la Justicia nunca se sabe. También estaban muy seguros hace un año de que el caso Auditorio moriría en los juzgados de Lorca, pese a que era el mismísimo fiscal jefe de entonces, Manuel López Bernal, el que dirigía la querella contra PAS.

Asimismo, pensaban en el PP que el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco terminaría archivando la parte del caso Púnica que afectaba a Sánchez, porque «no se puede demostrar lo que no existe», decía el mantra del Gobierno regional. Así, con el carpetazo a las dos causas, Pedro Antonio Sánchez quedaría líbre de toda sospecha y limpio para regresar triunfalmente a San Esteban en menos de un año. Y no solo eso, sino que su carrera sería hacia la mayoría absoluta en las elecciones de 2019.

Esos son los planes de los más optimistas. Pero también hay pesimistas en las filas populares, más en estos días en los que el Gobierno ha quedado descabezado. Hay quien se teme que Pedro Antonio Sánchez sea encausado (es decir, que se le abra juicio oral) por alguno de los dos casos, que suman siete delitos, más otro que quiere añadir la Fiscalía. En ese caso, tendría que abandonar los cargos que todavía conserva, como así se ha comprometido públicamente, además de despedirse de la idea de ser candidato electoral dentro de dos años. Entonces, reconocen en el Partido Popular de la Región, se abriría un escenario nada halagüeño, pues hay muchos jinetes para un solo caballo.

Fernando López Miras será ahora, al menos sobre el papel, el presidente del Gobierno, la persona que va a dar la cara en los próximos meses. «Lo han elegido porque es el único que, con toda seguridad, se levantará de la silla presidencial si Pedro Antonio Sánchez es rehabilitado», comentaban algunos dirigentes del PP, algo que el propio candidato a la Presidencia se encargó de confirmar con su discurso posterior ante su antecesor y Fernando Martínez-Maillo, el hombre que envió Génova a gestionar la crisis de la dimisión. Pocos en el PP ven a Miras como líder de futuro, no solo por su juventud, sino por su propio perfil. Aunque está bien visto en las filas populares, todos resaltan que es más un hombre de puertas hacia dentro, de trabajar, mucho y bien, en lo interno del partido, pero todavía verde para encabezar una lista electoral y ganar unos comicios. No obstante, si el plan de que Pedro Antonio Sánchez salga ileso de sus citas con la Justicia no sale bien, no habrá nadie mejor colocado que López Miras para ser el nuevo líder popular.

Cuando renunció el expresidente, todos los ojos se dirigieron, como posibles sustitutos, hacia dos alcaldes y diputados regionales que en las últimas elecciones lograron la mayoría absoluta en sus respectivos municipos, algo de lo que muy pocos de los candidatos populares en 2015 pueden presumir. Son Marcos Ortuño (Yecla) y Patricia Fernández (Archena). No jugaron el partido de la sucesión de Sánchez porque en el PP no vieron con buenos ojos la idea de «desvestir a un santo para vestir a otro», es decir, hacer cambios de envergadura en los dos ayuntamientos para una Presidencia que, esperan, sea interina. Otra cosa distinta es 2019 y la posibilidad de encabezar un Gobierno para cuatro años. De Marcos Ortuño señalan que no tiene grandes ambiciones políticas y que está muy feliz en su ciudad. De Patricia Fernández cuentan que es la favorita de Valcárcel y que ha tenido cierto distanciamiento con Pedro Antonio Sánchez en estos años.

En la Asamblea Regional queda otra opción, que es la de Víctor Martínez, con buena oratoria y telegenia. Se está curtiendo mucho en estos años de portavoz parlamentario, y ahora es la voz del partido, el que saldrá en las ruedas de prensa a defender las políticas del Gobierno de López Miras y criticar a la oposición, especialmente al socialista Rafael González Tovar, al que le tiene bastante ojeriza. También ha sido gestor, como director general en la Comunidad, en tiempos de Benito Mercader, y como concejal en el Ayuntamiento de Santomera, su localidad natal.

Su posición le hace tener mayor visibilidad ante los ciudadanos, algo importante, porque el conocimiento del candidato entre los electores es algo que se tiene muy en cuenta a la hora de elegir cabeza de cartel.

Hay quien ve también como posible líder de futuro, en el caso de que se cumplan las peores previsiones con Pedro Antonio Sánchez, al diputado Teodoro García Egea. El ciezano está muy bien considerado en Génova. Es un fijo de las tertulias en las televisiones nacionales y ya fue cabeza de lista en las dos últimas elecciones generales, jugando un gran papel en ambas citas electorales. Muy fiel a Sánchez, como Fernando López Miras, puede tener mucho protagonismo en el futuro.

Dentro del Ejecutivo, a la única que se le ve madera de líder es a la consejera de Cultura y Portavocía en funciones, Noelia Arroyo, la gran comunicadora del Gobierno en estos dos años. «Qué pena que no sea diputada, pues hubiera sido una buena opción», lamentaban el martes en los corrillos populares previos a la Junta Directiva en la que se iba a dar a conocer el nombre del sucesor. Ha sido la mano derecha de PAS en el Ejecutivo y lo será de Fernando López Miras, con quien ya trabajó en la Consejería de Hacienda durante la etapa de Alberto Garre. Su problema es que es una recién llegada al Partido Popular, al que ni siquiera está afiliada, y no tiene mucho predicamento en la organización.

Falta todavía mucho para los comicios y el escenario puede cambiar mucho en estos dos años. Pero, en cualquier caso, ya pueden rezar en el PP para que salga bien la operación orquestada esta última semana y PAS pueda volver, como el Cid Campeador, al Gobierno.