El miembro de la Junta Directiva del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de la Región cree que las Administraciones públicas se han vuelto más transparentes y participativas gracias al 15M

¿Qué supuso el 15M para la historia política de España?

El 15M supuso en sus comienzos una manifestación de la concienciación ciudadana de que la sociedad debía movilizarse en un momento en que la crisis económica azotaba al país de forma bestial. Fue una forma de tomar conciencia colectiva de que había que adoptar soluciones urgentes, manifestar el hartazgo contra la corrupción y poner al ciudadano en el centro de la vida política e institucional española.

¿Cree que el espíritu del 15M continúa vivo o se ha diluido?

Pasados estos cinco años, podemos decir que gran parte de los colectivos que tomaron las plazas aquellos días y alzaron la voz han seguido con su demanda. Esa indignación ciudadana se capitalizó en nuevas fuerzas políticas, como Podemos, que ha sido quien ha abanderado la lucha. Por esto, pienso que la reivindicación social se ha perdido en la medida de que se ha institucionalizado y se ha incluido en el sistema de partidos. Las demandas del 15M se siguen manifestando, pero de forma más mitigada, una vez que se han institucionalizado. Realmente ahora no se reivindican las demandas que pedían hace cinco años, como la negativa a pagar la deuda.

¿Se podía haber articulado de alguna otra forma que no fuera la creación de un partido político?

Se articuló de forma correcta. Lo de crear un partido político para canalizar la indignación expresada en las plazas no era mala idea. Lo que estoy diciendo es que cuando un movimiento de este tipo, por muy abierto y asambleario que sea, se instaura como partido político, empieza ya a depender de una estructura organizativa con una cadena de mando, que busca por encima de todo el éxito electoral. Por muy asambleario que seas, cuando te constituyes como un partido político, primarán más los fines electoralistas que las propias demandas ciudadanas en sí. Una cosa es lo que se decía en las ágoras creadas en las plazas y otra cosa es lo que se plasma luego en el programa electoral para captar el apoyo de la gente que, aunque no participara en el 15M, sí es potencial votante de Podemos.

¿Qué consecuencias ha tenido en la forma de actuar de los poderes tradicionales?

Realmente, el 15M fue el primer experimento sociológico en cuanto a participación que se hizo en España. El resultado no es malo. Pienso que, desde el 15M, las Administraciones públicas españolas han ido aumentando los canales de participación ciudadana. También constituyó una espoleta para fomentar las políticas de transparencia en las instituciones públicas. Aunque ese trabajo ya venía de mucho antes, se intensificó como consecuencia del 15M.

¿Cree que, dentro de 50 años, en los libros de historia de España, el 15M tendrá un apartado especial?

Va a pasar a la historia, estoy convencido. Porque fue la toma en conciencia colectiva de que los ciudadanos podíamos tener voz y protestar más allá de la representación propia de los parlamentos y ayuntamientos. Fue el germen de la nueva política de la que tanto se habla.