Santiago Martínez Gabaldón va a ponerse hoy frente a sus socios durante la asamblea general ordinaria de la federación que él preside. En un momento en que los mercados son más globales que nunca, los agricultores no pueden dejar de mirar dentro de casa, dice, porque lo que ocurre aquí puede afectar al futuro del sector.

¿Cuáles son las cuestiones que más le preocupa al sector y que va a poner sobre la mesa esta tarde?

Nos preocupa mucho, y así lo vamos a exponer, la burbuja agroalimentaria, provocada porque gente llegada de otros sectores con problemas económicos está aterrizando en el campo. Pero hay que tener mucho cuidado porque no todo vale. Otro problema es el de los seguros agrarios; y un tercero la falta de agua, que es recurrente y que ya casi aburre, pero al que no le vemos ninguna solución final. Unido a este último punto, vamos a exigir que de una vez por todas se acometa el recrecimiento de la presa de Camarillas, que puede proporcionar hasta 100 hm3 más de agua embalsada. No entendemos por qué si está todo aprobado aún no se han iniciado las obras. ¿A qué esperan?

Actualmente, están negociando un nuevo seguro agrario para los frutales de hueso. Ya ha habido voces que han advertido que detrás de las reticencias de Agroseguro a mejorarlo hay un interés por eliminarlo definitivamente.

Los seguros agrarios han sido una herramienta necesaria para los agricultores desde hace 36 años, pero en los últimos cuatro años los están devaluando y ya no cumplen su misión. Porque puedes tener el mejor coche pero si no hay nadie que te lo quiera asegurar se queda en el garaje. Lo mismo nos pasa en el campo. Yo no puedo seguir cultivando sin seguro porque estamos en una agricultura de mucho riesgo y co dos campañas que te vengan malas por daños climatológicos, te vas a la ruina, pierdes la casa y todo y te ves viviendo debajo de un puente. Y el agricultor, por supuesto que no voy a arriesgar el futuro de su familia, por lo que si nos quedamos sin seguro, la agricultura se acaba también. Y luego que nos vengan diciendo que si los puestos de trabajo se pierden y otras historias. Y esta gente parece que no quiere darse cuenta.

Ha comentado el problema de la burbuja agroalimentaria. ¿Podría controlarse desde la Administración, por ejemplo?

Se puede controlar, tanto desde la Administración como desde las entidades financieras. Están 'esturreando' mucho dinero por el campo y no todo llega a los profesionales. Y no queremos que nos pase como al ladrillo, donde tras la crisis sólo han quedado los que siempre han estado. Y si no lo controlan, se va a liar más pronto que tarde. Y la Administración puede controlarlo si ponen unas condiciones claras para formar nuevas Organizaciones de Productores (OP).

¿Qué tipo de condiciones?

Estamos viendo que se están creando OPs 'fantasma' con apenas dos o tres socios y una facturación minúscula que sólo buscan recibir ayudas de Bruselas para vivir del cuento, y que van a desaparecer en 5 años. Por ello pedimos que se exija un mínimo de cien socios y una facturación de alrededor de diez millones de euros. Y si no, que se integren a alguna de las que ya están constituidas.

Este año pasado, ¿lo calificaría de positivo o negativo para el sector?

Depende. Por ejemplo, para la ganadería ha sido desastroso, muy por debajo de los costes de producción. Las hortalizas han tenido quincenas buenas y quincenas malas, dependiendo de la regulación de los mercados. En la fruta de hueso, como la campaña de 2015 deberían ser todas, aunque no ha sido buena. Ha ganado dinero el agricultor, el comerciante, y los precios han sido asequibles para el consumidor.

La apertura de nuevos mercados como el chino para la fruta, ¿llega en buen momento?

Hemos luchando mucho hasta lograrlo. Es una noticia estupenda, porque es un mercado muy interesante, aunque está lejos y no todas las frutas van a aguantar ese viaje. Veremos qué obstáculos nos aparecen y cómo los podemos ir salvando. En cuanto a otros mercado que se están negociando ahora, como el de Estados Unidos, para la fruta fresca no servirá.