Hace menos de un año Médicos sin Fronteras tenía como uno de sus principales frentes de batalla el ébola y cuando todavía no se ha cerrado esa crisis sanitaria en África por completo la organización se encuentra haciendo frente a otro drama: el de los miles de refugiados que tratan de llegar a Europa huyendo de la guerra en Siria, Irán, Yemen, Eritrea o Libia.

De nuevo Médicos sin Fronteras se encuentra ante una crisis humanitaria importante...

Sí, y lo peor es que cada vez tenemos un papel más importante en este tipo de crisis. Y esto es muy negativo porque significa que hay instituciones y gobiernos que no están haciendo su trabajo. Al fin y al cabo nosotros somos una organización de la sociedad civil y el 90% de nuestros fondos son privados, de socios. Que nosotros tengamos que estar allí significa que algo funciona mal en este mundo.

¿Por qué han decidido intervenir en esta crisis?

Nuestra misión última es velar por la salud y la vida de las personas y eso estamos haciendo. Tenemos tres barcos en el Mediterráneo que patrullan la zona de manera activa y que desde mayo han rescatado a 15.000 personas. En principio mantendremos los barcos hasta octubre; unos barcos que no reciben ningún tipo de subvención pública. Además, como trabajamos en algunos de los países de origen y atendemos a muchos refugiados a través de su viaje, estamos constatando que su salud se resiente mucho durante ese tránsito.

¿Cree que está dando Europa una solución adecuada y apropiada a esta crisis de refugiados?

La palabra que mejor define cómo está gestionando esta situación Europa es 'inhumano'. Los gobiernos están permitiendo que mueran miles de personas y las mafias se lucren en lugar de cumplir con los acuerdos internacionales que han firmado y que dan derecho a estas personas a salir de manera legal de sus países pagando un billete que vale 500 euros. Como esto no ocurre, pagan miles de euros a mafias y arriesgan su vida; en ocasiones varias veces hasta que lo consiguen. Casi se les tira al mar.

Es significativo cómo en apenas unos meses hemos ido cambiando la palabra inmigrante por la de refugiado.

Es evidente, hasta el propio Frontex (vigilancia de fronteras europeas) ha reconocido que se trata de personas que no salen de sus países por motivos económicos, se arriesgan a morir con toda su familia porque en sus países les están bombardeando y matando. Nadie se arriesga a morir por tener una tele mejor. Lo único que hay que hacer es tratarlos como a personas que no tienen otra opción. Además, Europa no está asumiendo tanto. Han llegado 250.000 personas y parece un problema inmenso. En Turquía hay dos millones de refugiados y en Libia uno de cada cuatro habitantes son refugiados sirios.

¿Cuál puede ser la solución?

Ojalá Médicos sin Fronteras tuviera la solución para acabar con la guerra en Siria o en Libia. Pero mientras allí sigan los conflictos, los refugiados seguirán buscando una salida. Un dato significativo es que en la I Guerra Mundial solo el 10% de los muertos fueron población civil, en la segunda GM fueron la mitad. Actualmente el 90% son civiles.