El gasto público en la Región está prácticamente igualado con la contribución fiscal de los murcianos a la Administración tributaria. Según el último informe elaborado por el ministerio de Hacienda en el que se compara la inversión y las prestaciones sociales que paga la Administración en cada comunidad autónoma con los impuestos que soportan los ciudadanos, los murcianos apenas recibieron 98 millones más de lo que tributaron en 2012. El último balance fiscal que ha dado a conocer el ministerio de Hacienda sitúa a Murcia entre las comunidades pobres que reciben un menor gasto del Estado, apenas 66 euros por habitante, cuando un extremeño ingresa 2.401.

Solo las comunidades autónomas de Madrid, Cataluña y Valencia aportan unos impuestos superiores al gasto público. Los madrileños son los más perjudicados por la balanza fiscal, dado que cada contribuyente de esta comunidad aporta 2.927 euros de media en tributos fiscales por encima del gasto de la Administración. Los catalanes aportan 984 euros y los valencianos, 284.

En el lado opuesto, los mayores beneficiarios del gasto público son los extremeños, que reciben 2.401 euros, seguidos de los asturianos, con 1.704, y los canarios con 1.642.

Murcia aparece entre las comunidades autónomas con una contribución fiscal inferior al gasto público, pero los murcianos son los que menos reciben del Estado, apenas 98 millones, que se traducen en 66 euros por habitante. Uno de los motivos por los que el balance fiscal de Murcia queda casi en tablas es la reducida cuantía de las pensiones que el Estado paga en la Región, que es una de las más bajas de España. Los bajos salarios de los murcianos y la economía sumergida influyen en la cuantía de las prestaciones sociales abonadas en la Región, entre las cuales tiene un peso importante el desempleo. También influyen las diferencias en la financiación autonómica.

En el gasto público se computa también el coste de los servicios policiales o las ayudas agrarias. Su evolución acusa la caída de la inversión pública, que prácticamente ha desaparecido en los últimos años desde que se inició la crisis.

El Estado, que era la Administración con proyectos más costosos, ha optado por ejecutarlos con cuentagotas. Los escasos proyectos en los que invierten las administraciones públicas en este momento se ejecutan en un plazo más largo.

El informe constata que, «como cabría esperar, el saldo fiscal tiende a empeorar según aumenta la renta per cápita, de forma que los territorios más ricos generalmente presentan déficits fiscales mientras que los de menor renta suelen disfrutar de superávits». Pero, advierte, «existen algunas excepciones». Así, «las comunidades forales disfrutan de un superávit fiscal pese a estar entre los territorios más ricos del país, mientras que Murcia está prácticamente en equilibrio a pesar de su reducido nivel de renta».

En la Región se ha producido además un descenso del gasto público, dado que en el informe del ministerio de Hacienda correspondiente al año 2011 Murcia aparecía con un saldo positivo de 173 millones, 75 más. Sin embargo, en 2005 el saldo se elevaba a 553 millones. Incluso entonces la Región aparecía ya muy lejos de las asignaciones correspondientes a Galicia o Castilla y León, que superaban los 4.000 millones. Extremadura, que es la comunidad más beneficiada, según el informe de 2012, aparecía en 2005 con 3.445 millones, una cantidad muy generosa, pero inferior a la de los gallegos y los castellano-leoneses.