Marga e Iñaki, padres de tres hijos –Mercedes, de 12 años; Ignacio, de 10; y Pablo, de 4– son una familia tipo a la que los recortes aplicados por el Gobierno afectan de forma sustancial. Ella es funcionaria, en concreto profesora de Secundaria en el instituto Ramón y Cajal de Murcia, y él trabaja en la banca.

Las nuevas medidas de ajuste anunciadas por el presidente Mariano Rajoy harán que esta familia, como muchas otras en la Región, deba «apretarse un poco más el cinturón», algo que Marga, previsora, ya esperaba. «No me sorprende que hayan incrementado el IVA, como antes sucedió con el IRPF o el IBI, y que hayan eliminado la paga extraordinaria de Navidad, pues la situación es muy mala, ya lo sabíamos, y era algo que en cierto modo podíamos esperar», comenta.

Consciente del estado en el que se encuentra el país, esta madre de familia entiende que se hayan tomado medidas, pero apunta que podía haberse obrado de otra manera. «Si todos tenemos que colaborar y privarnos de cosas hay que hacerlo, pero deberían empezar desde arriba y sin que eso suponga asfixiar al ciudadano medio», asegura, y deja caer algunas recomendaciones de lo que ella habría hecho. «Creo que se podrían haber adoptado otras decisiones como, por ejemplo, acabar con los sueldos vitalicios de los políticos o penalizar la no asistencia a reuniones o comisiones y eliminar dietas y gastos que son prescindibles. Eso, para mí, sería lo primero que habría que hacer, además de reducir sueldos que son exageradamente elevados», indica al respecto.

Los últimos recortes aprobados hacen que llueva sobre mojado. En este sentido, Marga reconoce que «la paga extra anulada en Navidad, en nuestro caso, supondrá dejar de ingresar unos 1.200 euros, a lo que se suma el dinero que habrá que pagar de más por el aumento del IVA –del 18% al 21% en el general y del 8% al 10% en el reducido– y todo esto teniendo en cuenta que ya se nos recortó un 5% el sueldo a los funcionarios y que llevamos así prácticamente desde que empezó la crisis cuando desde entonces los precios no han parado de subir, como el de la gasolina, que sigue disparado».

La supresión del bonolibro, acordada el pasado año, también pesa, sobre todo ahora que es el momento de encargar el material que los escolares utilizarán durante el próximo curso. «Nosotros, al tener tres hijos en edad escolar, debemos hacer frente a un gasto de más de 600 euros», dice la madre de Mercedes, Ignacio y Pablo.

«En todo caso –añade– podemos llorar por un ojo, pues en casa entran dos sueldos y siempre hay gente en peor situación. Por eso no veo mal que haya que contribuir y que los que más tienen más aporten y los primeros que deben dar ejemplo son los políticos y altos cargos».

Son, por lo tanto, tiempos para pocos dispendios y eso que los Castellanos Gómez no son de excesos en el consumo. «Aunque somos familia numerosa y hay gastos que son fijos cada mes, en casa algo ahorramos todavía, pues no somos de tener muchos gastos al margen de los necesarios y obligados. No obstante, no tener la extra de fin de año hará que nos tengamos que recortar en las compras de Navidad, pues, como la mayor parte de la gente, ese dinero de la extra lo utilizábamos para ir tapando agujeros, arreglos o alguna obra», indica Marga.