Piquetes. Carreras, forcejeos, empujones, revolcones, insultos, contenedores volcados, bolsas de basura por los aires ... Todo ello se conjugó durante la madrugada de ayer en las cocheras de Latbus, en Murcia, donde un piquete de unas 100 personas intentó impedir sin éxito que los autobuses salieran a la carretera. Medio centenar de policías se interpuso en el camino de los huelguistas.

En la antigua carretera de El Palmar tuvieron lugar los incidentes más llamativos de toda una noche, que fue más o menos tranquila y en la que los sindicalistas agrupados en piquetes recorrieron las calles de Murcia y varios polígonos industriales tratando de cerrar bares y empresas y taponando algunas cerraduras con silicona.

La quedada general se produjo a medianoche en la plaza de Santo Domingo, desde donde con el lanzamiento de una traca se dio la señal de salida para que los alrededor de 2.000 sindicalistas, en su mayoría de Comisiones Obreras y UGT, y miembros de varios foros ciudadanos, formasen los piquetes.

Sin embargo, antes ya había quien se plantó delante de la puerta de Cespa, en el polígono industrial Oeste, para que no salieran los camiones encargados de recoger la basura. Después de varias horas de tira y afloja, apenas lograron salir tres camiones «a pesar de que hay muchos empleados que quieren ejercer su derecho al trabajo y no se les permite por parte del piquete, que no respeta los servicios mínimos pactados por el comité de empresa», explicó un responsable de la sociedad adjudicataria de la limpieza viaria en el municipio.

Mientras tanto, en Murcia el piquete de otras 200 personas que recorrió el centro de la ciudad fue cerrando bares a su paso, ante el aplauso generalizado de los presentes, sin ni siquiera explicar en ellos los motivos que les llevaban a ordenarlo. En la misma zona de las tascas obligaron a cerrar varios bares más.

El propietario del Din Don, uno de los clásicos de la movida nocturna murciana, Antonio Sánchez, se lamentó de que «se nos obligó a salir a la calle tras echar la persiana y ante esto uno se siente impotente y avasallado, porque se trata de una injusticia».

El piquete pasó de largo ante la parada de taxis que hay junto al cine Rex. «Vinieron los huelguistas por aquí y no nos dijeron nada, por lo que aquí seguimos en busca de clientes», dijo un conductor.

Tras un alto para tomar un bocadillo y un café, parada que se produjo después de prender fuego a un contenedor junto al mercado de Verónicas, los grupos organizados para la noche se rearmaron de ánimo en las sedes de UGT y Comisiones Obreras.

Mercamurcia fue otra de las paradas obligadas durante la madrugada y allí, en la pedanía de Sangonera la Verde, apenas se registró movimiento. Un camión quiso entrar en este mercado mayorista, pero el piquete se lo impidió. «Está siendo una jornada muy tranquila, pues durante una noche normal suelen venir una quincena de camiones de ganado y de fruta y hasta ahora sólo ha llegado uno y es que parece que los transportistas van a secundar la huelga», comentó desde el control de acceso José Antonio, quien aseguró que tenía «instrucciones precisas para impedir la entrada de cualquier piquete».

Pasadas las cinco de la mañana, se dejaron ver por las cocheras de Latbus los huelguistas más bulliciosos, obligando a reforzar el control policial en la zona.

La tensión creció por momentos y la salida de autobuses, uno detrás de otro, encendió la chispa. Los miembros del piquete trataron de evitarlo bajo el grito «Así, así, ni un paso atrás. Esta reforma la vamos a parar», pero el cordón se seguridad arremetió contra ellos cada vez que alguien se acercaba . Tras varios forcejeos, empezaron las cargas por parte de los efectivos de la Nacional de Policía. «No nos han dejado controlar los servicios mínimos de autobuses y se ha producido un claro abuso de autoridad que hemos sufrido los trabajadores», explicó Pedro Antonio Sánchez, quien es miembro del comité de empresa de Latbus en representación de Comisiones Obreras.

Según lo pactado, de los 200 autobuses que circulan por el municipio en un miércoles cualquiera, ayer debía hacerlo el 50% en horas punta -entre las seis y las nueve y media de la mañana, entre la una y media y las tres de la tarde, y entre las seis y media y las nueve de la noche-, y el 33% en horas valle -de nueve y media de la mañana a una y media de la tarde y de tres a seis y media de la tarde-.

Así lo indicó el presidente del comité, Miguel Cano, de USO, quien recordó que el día 6 de octubre hay convocada otra jornada de huelga, ésta exclusiva de la empresa Latbus «porque siguen sin pagarnos los atrasos que nos deben».

La tensión se trasladó a la estación de autobuses de San Andrés, a la que se dirigieron algunos de los que habían sido volteados instantes antes, pero, tal vez por el temor a seguir recibiendo golpes, el ambiente se calmó y no se pasó de algún que otro empujón.

«En torno a las siete y media han entrado los primeros autobuses y el piquete, al ver intervenir a la Policía, ha aguantado unos minutos y luego se ha ido sin que haya habido que lamentar daños materiales ni personales», indicó el director de la estación, Pedro García.

Con la aparición de los primeros rayos de sol, llegó la calma tras una noche que se había caldeado por momentos.