"El autismo es una enfermedad neurobiológica que no depende de la educación o del entorno en el que se mueve el niño, sino que es un problema de su sistema biológico". Así lo indica el jefe del área de investigación de Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III, Manuel Posada de la Paz, quien hoy ofrecerá una conferencia a las siete de la tarde en el colegio Paseo Rosales de Molina de Segura en la que abordará el avance de la enfermedad, así como su prevalencia, la situación de la investigación en este campo y su inclusión en los planes de salud.

Posada de la Paz explicó ayer a LA OPINIÓN que el autismo se puede diagnosticar desde los 18 meses de vida, incluso antes, aunque en la práctica se detecta en torno a los tres años.

Este retraso se justifica porque a esas edades se ven con más claridad los problemas evolutivos del niño y se reduce la posibilidad de que se confunda con otras enfermedades. En cuanto a las señales que ven los padres y que pueden indicar que el niño tiene los síntomas destacó que el pequeño no se relacione y se quede aislado, que no señalen las cosas ni miren a los ojos, que no respondan o incluso que no hablen, "lo que indicaría que es un candidato a ser autista". El doctor Posada dijo que en ámbitos generales ha habido un incremento de la prevalencia y que, aunque no existe ningún estudio reciente a escala nacional, el próximo año él dirigirá una investigación europea que tendrá su punto de partida en la Región de Murcia, debido al gran interés que han demostrado diversos expertos regionales. Sin embargo, la prevalencia con la que trabajan los médicos es del 1%, es decir, que uno de cada cien niños es autista. Respecto al campo de la investigación, este médico subrayó que se están analizando cuáles son los factores que influyen en su aparición y cómo mejoran estas personas cuando reciben una educación específica orientada a su problema.