«Lo descubrí por casualidad». Así lo afirma quién encontró el busto de Marcos Jiménez de la Espada, el historiador Diego Ortiz. Un caso que guarda retazos de cualquier historia de misterio y que incluso hoy sigue sin entenderse por completo.

Ortiz contó ayer, en unas charlas en el Instituto de Educación Secundaria Jiménez de la Espada, como se descubrió la existencia de su escultura. Junto a él, Luis López-Ocón, investigador del CSIC, y Luis Miguel Pérez Adán, historiador, documentalista y cronista oficial de Cartagena, desgranaron los hallazgos de la figura del conocido cartagenero. Y es que la escultura que está presente frente al instituto que lleva el nombre del zoólogo y científico cartagenero bien pudo haberse extraviado.

La efigie fue expuesta en Madrid en 1928 y trasladada en 1935 a Cartagena, pero el inicio de la Guerra Civil un año después hizo que se extraviara. «En su momento se confundió con el rostro de Pablo Iglesias, fundador del PSOE. Creemos que para que no se dañara, la escultura se escondió», contó Ortiz.

«La aparición de la escultura es un caso excepcional y curioso», añadió. En 1995 salió a la luz la existencia de un busto en dependencias municipales aunque se desconocía a quién podía representar la efigie.

Además, en 1999, se produjo un movimiento para recuperar la escultura y el Ayuntamiento de Cartagena se ofreció a comprar la escultura sin saber que, años más tarde, aparecería en sus instalaciones. «Hubo falta de interés», afirma Ortiz.

La escultura fue esculpida por uno de los mejores escultores del país, Coullaut Valera. «Está muy bien trabajada. Sin duda, de las mejores que tenemos en la ciudad», afirmó Ortiz.

Para Ortiz, la figura de Jiménez de la Espada, el científico cartagenero viene a ser el «Félix Rodríguez de la Fuente del Siglo XIX. Una auténtica figura de nuestra ciudad».