Allí decidió Julio Frigard Canú construir en 1892 un edificio destinado a talleres de maquinaria y fundición de hierro, según proyecto del maestro de obras José Sáenz de Tejada. Un establecimiento que se uniría a otras fundiciones cartageneras como ‘La Salvadora’ de Cánovas en San Antón o la de Vicente Navarro en la calle San Diego junto a las Puertas de San José. El nombre completo con el que trabajó la fundición fue el de ‘La Maquinista Agrícola, Minera y Marítima’.

Dando unas pinceladas sobre el personaje, antes de volver de nuevo al edificio, sabemos que en 1884 Julio Frigard fue elegido para dirigir las obras de desagüe de Sierra Almagrera en Almería, una de las grandes zonas mineras que veían amenazadas sus explotaciones por el agua que inundaba sus galerías, de ahí la necesidad de dichas obras. Se le citaba como ‘mecánico’ en publicaciones dedicadas a la minería como la ‘Gaceta Minera y Comercial’ que se publicaba en Cartagena, y en la que seguían con verdadero interés los avances en la lucha contra la invasión del agua en los pozos mineros. En 1893 dicha publicación se hacía eco del uso en diferentes minas de Mazarrón de unos hidromotores para el desagüe de contrapozos construidos en la fundición del señor Frigard en nuestra ciudad.

Como rezaba uno de sus membretes su especialidad era la fundición de hierro colado y bronce y la construcción y reparación de máquinas y aparatos para todas las industrias, material para minas, ferrocarriles ligeros y tranvías aéreos. Una de las facetas más importantes de este industrial fue la de inventor, y como tal registró y patentó varios inventos de los que destacó un procedimiento para enriquecer los minerales de calamina separando el mineral estéril por la acción del aire.

Tras décadas de éxito, Frigard se trasladó a Barcelona y fue Miguel Rodríguez Yufera, que ya poseía otra fundición, quien se hizo con la empresa, y posteriormente le sucedería su hijo hasta el cierre definitivo.

Pero como dije antes vuelvo al edificio, no al original sino al actual que fue una ampliación y reforma llevada a cabo por el arquitecto modernista Víctor Beltrí en 1918. Un conjunto industrial, tal y como se puede apreciar en la magnífica fotografía de mi amigo José Antonio Rodríguez Martín, genial fotógrafo y gran experto en el modernismo. Se distinguen claramente dos grandes naves industriales, la central es un añadido posterior, y el coqueto edificio de oficinas que hace chaflán en el que destaca la bella rejería de sus balcones. El estilo es muy parecido al que utilizó el arquitecto en otras obras suyas como la Casa del Niño, realizada el mismo año que la fundición, o la Casa de Misericordia.

La historia de hoy no podía terminar sin un llamamiento a la protección de uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial del Siglo XX que nos quedan en Cartagena junto a la Fábrica de la Luz. Edificios como la Fundición Frigard deben conservarse y dotarles de un uso que asegure su pervivencia en el tiempo, y el papel de las administraciones públicas es fundamental para ello.

De esa forma, las futuras generaciones de cartageneros podrán conocer cómo eran las industrias que tanta prosperidad dieron a nuestra ciudad en la época de esplendor de la minería.