El ´primer´ S-80 ya navega. Pedro Soto García, ingeniero de Navantia desde hace más un cuarto de siglo, ha tardado un año en sacar a flote el proyecto. De media, explica él mismo, ha dedicado en su tiempo libre unas tres horas al día para elaborarlo. Es decir, casi un día a la semana.

El coste de los materiales de esta nave ronda sólo los 200 euros. El secreto del precio, según el trabajador de los astilleros cartageneros, radica en que «todas las piezas y maquinaria han salido del ´ingenio español´». Por ejemplo, explica este «hijo de bazanero», que la bomba que llena de agua el depósito de lastre del sumergible la ha reciclado del mecanismo de un limpiaparabrisas de coche.

Este ´primer´ S-80 fue botado hace unos días en una piscina de plástico que Pedro, de 48 años, tiene en su residencia de Canteras. Asimismo, el ingeniero pilotó su submarino el pasado fin de semana en la piscina de la casa de su cuñado de Torrevieja.

«Sólo le falta reajustar los pesos, en proa y popa, para que navegue al 100%», afirma. El diseño de Pedro está fabricado a escala 1:50 respecto al original, y tiene una longitud de 1,40 metros. Además, se dirige por radiocontrol. «Está hecho según el diseño inicial del S-80, antes de que se alargara su eslora», sostiene este aficionado al modelismo. Según su mujer, Ana Isabel Nicolás, «tiene la casa llena de maquetas». De hecho, Pedro muestra también una réplica hecha por él a escala de la Fragata Victoria de la Armada, que también navega por radiocontrol.

Un valor «incalculable»

Pedro señala que «no vendería mi S-80 por nada del mundo». Para él tiene un valor «incalculable». El ingeniero, que trabaja en las reparaciones de las carenas de submarinos, también reclama que el Ayuntamiento de Cartagena habilite un espacio para que los amantes del modelismo puedan navegar con sus barcos y, así, bromea, ahorrarse los viajes a Torrevieja para usar la piscina de su cuñado.

«Lo he hecho a ojo, no he cogido planos confidenciales»

El ingeniero explica que «lo he hecho a ojo, fijándome en fotografías y en la maqueta del S-80 que hay en el Museo Naval. El mío es idéntico a éste, pero navega», y aclara que «no he cogido ningún plano confidencial».