«La fe ha pasado a un segundo plano en la sociedad, se ha debilitado y muchos estamos ciegos y heridos. Nos aparecen dudas y miedos y seguimos los caminos de la sociedad actual, donde lo importante es el ser, el tener y poseer sin límites. Debemos quitarnos esa ceguera y abrir nuestros ojos a la fe». Con estas palabras el capellán marrajo, Fernando Gutiérrez Reche, invitó a los hermanos del Nazareno a «compartir lo que somos y tenemos, sin intereses personales», durante la celebración del tradicional Miserere, que volvió a llenar la iglesia de Santo Domingo de fieles y devotos.

Un acto que empezó con puntualidad castrense y que tuvo por curiosidad la lectura de un evangelio equivocado en un primer momento, para acto seguido leer el que tocaba, el del ciego Bartimeo, al que Jesús cura para que pueda ver y abrazar la fe. Un pasaje que «representa a la persona que necesita encontrarse con Cristo y acudir a la confesión y los sacramentos para curar nuestra ceguera», dijo el capellán marrajo.

Así, pidió al Nazareno «que nos aumente la fe para ayudar a nuestros hermanos. Una fe que dé sentido a nuestras vidas y a lo que hacemos en las cofradías; que nos haga personas de oración; que nos lleve a la fraternidad y a estar comprometidos con los que sufren».

El acto, que volvió a iniciarse en la capilla del Nazareno, recientemente abierta de nuevo al culto, contó con la presencia de numerosas personalidades militares, académicas, políticas y eclesiásticas, además de los hermanos mayores del resto de cofradías de la Semana Santa, la Nazarena Mayor, el Procesionista del Año y el pregonero.

Escuela de fraternidad

Fernández Reche también quiso ensalzar el papel de las cofradías durante todo el año y en la evangelización, calificándolas como «escuelas donde se aprende fraternidad y el evangelio».

Así, el capellán marrajo dijo que «nuestro distintivo debe ser compartir lo que somos, compartir lo que tenemos, sin intereses personales», y añadió: «No queremos ser un colectivo que se reúne para escenificar la Semana Santa o unas fiestas turísticas. Es algo más, un tesoro de la fe».