El almacén municipal es testigo de un nuevo hallazgo, pero en este caso la pieza no está bajo tierra. El busto de Jiménez de la Espada ha visto la luz después de 81 años sin que nadie lo identificase. La primera vez que se supo de su existencia en las instalaciones municipales fue en 1995 y, en ese momento, no se consiguió ponerle nombre. «Ha habido acuerdo plenario para rendir homenaje a este ilustre cartagenero y es lo que vamos a intentar hacer, aunque sea 80 años después», aseguró ayer el alcalde de Cartagena José López, quien explicó que la escultura aún no cuenta con un sitio fijo, aunque señaló que no va a ocupar el lugar de los bustos del almirante Bastarreche o el general López-Pinto retirados en cumplimiento de la ley de la Memoria Histórica.

«Sería sacarlo de su ámbito-declaró-y ya hay una calle en Cartagena que se llama Jiménez de la Espada, donde tarde o temprano va a haber una plaza amplia. Queremos que ese sea el sitio», dijo López en referencia al Plan General de Ordenación Urbana anulado por sentencia judicial del Tribunal Supremo. Este proyecto recogía la construcción de un edificio de 42 viviendas al final de la citada calle, a la espalda de Alfonso XIII que será sustituido por la plaza, indicó López.

En caso contrario, el Consistorio estudiará la posibilidad de enclavar el hallazgo en un pequeño jardín frente al instituto que también debe su nombre al naturalista cartagenero.

Tras el hallazgo de este busto, el alcalde -que estuvo paseando por la nave- no descartó la posibilidad de que en estas dependencias puedan encontrarse más objetos con una importante carga histórica. Así, destacó algunas piezas de mobiliario que pertenecían al antiguo Palacio Consistorial, como lámparas modernistas, dos «enormes cofres» o la puerta giratoria de madera que servía de entrada a la sede del Consistorio.

Aún así, los fondos museísticos de la ciudad siguen contando con importantes piezas que van apareciendo poco a poco, como el Cristo sobre cruz de cristal que se encuentra expuesto en el Palacio Consistorial. «Cuantas mas sorpresas mejor porque vienen a acrecentar el patrimonio de los cartageneros», manifestó.

El historiador Diego Ortiz consiguió identificar el busto en una investigación enmarcada dentro de su próximo libro dedicado a la escultura en el primer tercio del siglo XX.

La efigie fue esculpida en 1928 por Lorenzo Coullaut Valera, artista andaluz que financió la imagen con ayuda de las Academias Científicas y de ilustres hombres de la época como Antonio Maura, el duque de Alba o Ramón y Cajal. La imagen se trasladó a Cartagena en 1936, después estar expuesta en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y en el Jardín Botánico, también de la capital. Con el inicio de la Guerra Civil, el busto quedó abandonado en las instalaciones municipales, perdiéndose su memoria hasta hoy.

En cuanto a los daños, la imagen presenta varios desperfectos y no hay constancia de cómo han podido ser ocasionados. Será un técnico especializado el que evalúe la estatua y considere la debida restauración para su exposición en la calle, precisó López.

Con respecto a la Ley de Memoria Histórica, el regidor apuntó que se limita a obedecer las órdenes de la comisión, órgano que «marca los tiempos» para seguir con las operaciones de adaptación del callejero y supresión de otros elementos del municipio. Por el momento, la retirada del busto del Almirante Bastarreche y del General López-Pinto son las únicas medidas adoptadas por el acuerdo de pleno que ya se han ejecutado.

De momento, los cartageneros podrán poner rostro a la famosa calle de la ciudad, ya que hasta ahora es conocido por el instituto y la vía que lleva su nombre.