Se llama Alfonso Carbonell, tiene 56 años y es palomista desde los 10 años. Él cría sus propias palomas y palomos desde la puesta del huevo, nada de comprarlos por ahí, para luego entrenarlos en el difícil arte de que sean buenos machos y le entren a la hembra a tope. En este arte de la colombicultura el machismo se premia?, ya ven como son las cosas, hay a quienes los multan por decir un piropo y hay a quienes los buscan por ser 'muy machos'.

La cosa de los palomos va así, me explica Alfonso, a los seis días de que el macho coja a la hembra, ésta pone un huevo y dos días más tarde pone otro, solo dos. Entre 16 y 17 días de la puesta nacen los pichones, siendo anillados entre los 7-8 días, lo que les hace entrar en el club de los federados. Al mes comen solos y se separan de los padres. A los 3 o4 meses entran en su primer celo y es cuando empieza su entrenamiento par enseñarlos 'a ir a la hembra', que aquí cuanto más macho mejor. Si alguno sale 'cojo' y no de las piernas, desinteresándose de las hembras, va a la cazuela directamente, 'palomo en escabeche'.

Una vez los palomos están entrenados para no pensar mas que en 'eso', se les lleva a los concursos de palomos, que consiste básicamente en una serie de palomos detrás de una sola hembra. Sueltan primero a los machos, que se arrejuntan esperando la suelta, y acto seguido sale la hembra. Esta huye, como no, de tanto fiera que sale tras ella y busca rincones donde esconderse y zafarse de ellos, demostrando que la hembra es mucho más lista que los machos. Porque por muchos que sean, solo uno es aceptado, así que listos, lo que es muy listos, no son los palomos, ya que se suelen soltar cerca de un centenar de machos y solo uno triunfa con ella?, si es que la caza. El ganador de todos los palomos es el que más tiempo la persigue sin perderla de vista y más cerca está de ella: ¡el más macho! En estos concursos los premios son cuantiosos, pues dan puntos y los puntos se canjean por algo que Alfonso no me dice?, pero me huele a chelines. Alfonso que no es muy hablador, me cuenta que hay varias clases de palomos, los de pica que son los buenos para los concursos; los buchones, que sirven para recoger las palomas perdidas en el campo, los mensajeros; y las landinas, que son las silvestres y las que se cagan en tós los coches y monumentos.

Durante los concursos el gran peligro para los palomos son los cables y las antenas, pues como van ciegos a por la hembra no ven nada que haya delante?, ¡pues como algunos tíos!, le digo?, pero ná, que no le saco ni una sonrisa, ¡que tímido es este hombre! Le pido que me cuente alguna anécdota y me dice que una vez volaba un palomo que él había criado y entrenado y que al verlo volar 'tan macho' un señor que había observando le puso un millón de pesetas en la mano, mientras el palomo volaba incansable para ver si triunfaba con la hembra. Le dijo que no, y cuando terminó el concurso, dejó el palomo triunfador de esa tarde, junto con otros palomos, en la casa de dos amigos. Que casualidad que al día siguiente estaban todos menos el buen palomo. Se había perdido.

Háblame de cómo ves la política, que ahí también hay mucho macho, le pregunto, respondiéndome que no entiende de más política que encontrar empleo y que eso es lo que quiere de los que nos gobiernan, que le den curro. Como quiera que ha ganado muchos concursos con sus palomos, puesto que es un experto entrenador en hacer muy machos y mucho, a sus palomos para entrarles a la hembra, le digo si alguna vez ha pensado en dedicarse a entrenar a machos humanos?, y es aquí donde le saco una leve y tímida sonrisa. Y ahora el selfie?, ahí va?, una hembra y cuatro machos?, ¡chsss!, y ninguno cojo, ¿eh?