La lidocaína intravenosa administrada antes de la extubación del paciente tras una intervención quirúrgica es útil para prevenir la tos o reducir su severidad en pacientes fumadores. Ésta es la conclusión del estudio del facultativo del servicio de Anestesia y Reanimación Javier Orozco, que presentó su tesis doctoral esta semana en el salón de actos del hospital de Santa Lucía con calificación sobresaliente cum laude.

La tos es un reflejo protector de la vía aérea, pero cuando sucede tras la retirada del tubo endotraqueal al finalizar una operación se asocia a un aumento brusco de la presión arterial, hemorragias, taquicardia, taquiarritmias, aumento de la presión intracraneal, edema de glotis, desaturación, agitación y aumento de la presión abdominal con el consiguiente riesgo de vómitos y de apertura de la herida quirúrgica por la rotura de los puntos de sutura, dice el médico.

Para prevenir la tos postoperatoria se utilizan varios fármacos y, aunque existen estudios que apoyan la utilidad de este anestésico local en sus distintas vías de administración, los resultados en ocasiones son contradictorios.

El hábito tabáquico causa hiperreactividad de la vía aérea, que se asocia a complicaciones como la tos, el laringoespasmo y broncoespasmo. En los pacientes fumadores, a pesar de tener una incidencia elevada de tos y de otras complicaciones respiratorias tras la extubación, no existía información que apoyara el uso profiláctico de lidocaína, sobre todo por vía intravenosa.

Metodología de estudio

El trabajo de investigación de Orozco ha tomado como muestra 106 pacientes fumadores, de diez o más cigarros diarios, de 18 a 69 años de edad y programados para cirugía electiva bajo anestesia general con intubación traqueal, desde mayo a septiembre de 2015 en el hospital de Santa Lucía.