La crisis económica, el creciente uso de las nuevas tecnologías para comprar on-line, la apertura de grandes centros comerciales y cierto desapego del cliente hacia el comercio tradicional son los ingredientes de un cóctel que los establecimientos de la rama de la cultura no acaban de digerir. Hasta la decana de las librerías de Cartagena, Escarabajal, con 124 años al pie del cañón, ha sufrido los efectos devastadores del tremendo cambio en las costumbres comerciales. El impacto ha sido de tal magnitud que a finales del pasado agosto la empresaria Ana Escarabajal decidió cerrar una de sus plantas, la dedicada al libro técnico, y en la actualidad continúa con la liquidación de la sección de papelería.

La opción por la que se ha decantado Escarabajal ha sido por reducir –de una manera casi dramática– la superficie comercial de la librería y dedicarle un espacio más pequeño, lo que le permitiría reducir los gastos de forma importante.

Esta reestructuración ha llevado aparejada la correspondiente reducción de plantilla de Escarabajal. De hecho, ahora son dos personas las que la atienden a los clientes cuando en los buenos tiempos llegaron a trabajar en el establecimiento hasta quince personas. Una de las cosas que aún están en el aire es el destino que se le dará a la planta superior, donde dejará de ofrecerse libros técnicos y especializados, ya que la mayoría de los lectores se han acostumbrado ya a adquirir estos productos a través de internet.