En las calles de Todoque sólo queda personal de emergencias. A lo largo de la tarde la lengua seguía avanzando. Una ola lenta que iba comiéndose casas una a una. Cada vez más cerca del núcleo urbano. Aquí, donde ayer se vaciaba la iglesia, hoy solo unos metros la separan que dar destruida. Desde zonas altas se controla el avance de la lava, sin quitarle ojo, para poder ir desalojando las zonas de riesgo, para ver el avance. Un vecino llegaba con su coche para sacar cosas de su casa, con la lava a escasos 20 metros. Le han dicho que de la vuelta. Carmen apuraba las últimas horas en su casa de hace 50 años, con toda la incertidumbre posible. Los desniveles del terrreno han hecho que con las horas la lengua varie su trayectoría. Va más lenta, pero su nuevo camino hacia el mar atraviesa el corazón del barrio.