Cuatro euros cada 300 kilómetros y en muchos casos, gratis. Así dicho, el coche eléctrico gana de forma aplastante a los tradicionales. Pero no sólo el ahorro es lo que puede mover a numerosos compradores a cambiar. Emisiones cero, es la clave. Con ciudades más sensibilizadas ante la contaminación y preparadas para poner coto a la circulación de vehículos, el coche eléctrico y su patente de corso para entrar en ciudad, aparcar gratis en zonas de estacionamiento regulado y además pagando menos impuestos, aparece como solución. En su contra, la escasa autonomía (ahora los de gama media llega a los 330 kilometros), los limitados puntos de recarga en España o largos tiempos de cargas de hasta ocho horas.