Murcia es la segunda región del país con mayor número de marroquíes. Allí el partido se ha vivido con mucha intensidad y cierta rivalidad. La celebración ha sido instantánea y nada más terminar el partido la afición marroquí invade las calles de ciudades como Bilbao y las del centro de Madrid o Barcelona. Desatando una euforia futbolística seguida muy de cerca por una amplia vigilancia policial. Los cuerpos de seguridad se refuerzan para controlar cada exaltación y defenderla de posibles incidentes. El despliegue, equiparable al de un partido de alto riesgo, se expande por varias ciudades con unidades antidisturbios. Y se intensifica en las zonas donde hay mayor presencia de la comunidad marroquí. Ya durante el partido en un bar de Huelva se originaba una pelea entre aficionados. Disturbios que distorsionan la algarabía de la hinchada que ha salido victoriosa.