Continúan los ataques en Azovstal. Rusia se niega a perder la batalla por Mariúpol y los soldados del Kremlin rodean la extensa acería donde permanecen más de 1.000 combatientes ucranianos. Quieren efectuar el asalto definitivo, para lo que preparan los tanques y la artillería. El objetivo es muy claro: acabar con cualquier rastro de resistencia. La oposición se encuentra en el interior de Azovstal. Los soldados ucranianos que permanecen dentro de la planta siderúrgica sobreviven entre edificios destrozados y basura. Son conscientes de que Rusia no va a reducir la intensidad de los ataques, pero tratan de olvidar la situación que viven. Cantan y balian canciones populares ucranianas como única forma de mantener viva la moral.