Como suele suceder en ciertas rupturas, hay momentos en los que la tensión acumulada se mantiene en una especie de equilibrio silencioso... hasta que un nuevo episodio lo desbarata todo. Es lo que ha vuelto a pasar en el entorno de José Ortega Cano y Ana María Aldón, cuya separación sigue generando titulares. Y es que aunque muchas exparejas logran encontrar una dinámica estable (sobre todo cuando hay hijos de por medio), la situación se complica cuando el conflicto salta a la esfera pública y, aún más, cuando entra en juego la televisión y la presión mediática.
Este fin de semana el torero ha preferido abandonar su domicilio antes de cruzarse con su exmujer, Ana María Aldón, quien acudía a su casa para recoger a su hijo en común, José María, de 12 años. Aunque aparentemente se trataba de una visita rutinaria, el contexto no podía ser más tenso. En apenas unos días, Gema Aldón, hija de Ana María, ha reaparecido en el programa ¡De Viernes! para respaldar públicamente a su madre y lanzar duras acusaciones contra Ortega Cano y especialmente contra Gloria Camila, hija del torero.
“Ni mi madre ni yo fuimos bien recibidas en esa familia. Gloria me faltaba el respeto continuamente, es una clasista”, afirmaba sin rodeos Gema, dejando claro que el conflicto no es nuevo pero sí se ha intensificado. En la entrevista, añadía que su madre “sufrió mucho por su culpa” y que en su opinión, Gloria “tiene que ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro”. No solo apuntaba contra la hija del diestro, también deslizaba dudas sobre el verdadero vínculo entre su madre y Ortega: “Yo tengo mis sospechas de que Ortega nunca ha estado enamorado de mi madre... como ella se quedó embarazada, pues tiraron para adelante”.
Estas declaraciones sumadas a las anteriores intervenciones de Ana María Aldón (quien recientemente ha cuestionado el papel de Ortega Cano como padre, dejando frases como “de nuevo con un hijo en brazos y sola”), han desatado una tormenta difícil de esquivar. Y aunque en esta ocasión la diseñadora ha evitado hacer más declaraciones, sí se dejó ver seria desde su coche mientras esperaba recoger al menor. A preguntas de los medios, se limitaba a decir: “Ya dije todo lo que tenía que decir. Yo estoy bien, y él no sé, no estoy en su cabeza, supongo que estará bien”.
Por su parte, Ortega Cano evitaba el cara a cara con su exmujer y abandonaba su domicilio poco antes de su llegada, acompañado por su empleada de confianza, Marina. Una maniobra que muchos han interpretado como un intento de evitar cualquier situación incómoda o incluso una conversación fuera de cámaras. Minutos después de que Ana María se marchara, el torero regresaba visiblemente serio, sin dar declaraciones.
Mientras tanto el diestro ha optado por refugiarse en su pasión de siempre: los toros. En plena Feria de San Isidro, se dejaba ver en Las Ventas, una plaza que considera casi como su segunda casa. Con tono distendido, llegó a bromear ante los micrófonos: “Ya me gustaría a mí tener esta casa, ¿eh? Una plaza de toros como esta de casa, fíjate, una maravilla, jeje”.