El mundo de la cultura en general y de los museos en particular están explorando las infinitas posibilidades de expansión que les ofrecen las nuevas tecnologías. El desarrollo del metaverso, gracias al avance de los dispositivos y aplicaciones, ofrece experiencias que eran impensables hasta hace poco y que ya son una realidad. Una buena muestra de ello es el resultado del Trabajo Fin de Grado de Miguel Alcaraz, estudiante de Ingeniería en Tecnologías de Telecomunicación de la UCAM, que ha realizado la virtualización de una de las salas del Museo del Cristo de la Sangre para que se pueda visitar de forma inmersiva, lo que supone el primer paso en el metaverso dentro del ámbito de conservación del patrimonio en la Región de Murcia.

Tras defender su TFG, se ha realizado una demostración del resultado que estará disponible en la web del Museo de la Archicofradía de la Sangre. El ‘tour’ virtual se puede realizar a través de ordenadores, móviles y tabletas, pero la experiencia novedosa y realmente rompedora es la que ofrecen las gafas de realidad virtual, ya que permiten al usuario hacer la visita completamente inmersiva y contemplar las obras de Roque López, como La Dolorosa (1787) o de Nicolás De Bussy, como El Berrugo (1699) o La Negación (1689), casi como si estuvieran delante de ellas, gracias al empleo de la fotogrametría, técnica que define con precisión la forma, dimensiones y posición de un objeto, utilizando medidas hechas sobre varias fotografías de ese objeto.

Miguel Alcaraz explica que se trata “de la digitalización del patrimonio cultural, que está en constante riesgo por el paso del tiempo o por otras circunstancias, como guerras o desastres naturales. Hemos creado un entorno digital en máxima definición para moverte y acercarte a las figuras para verlas mejor y al detalle como no se había hecho antes”.

El primer visitante de esta sala virtual ha sido el presidente de la Archicofradía, Carlos Valcárcel, quien se mostraba impresionado tras vivir la experiencia de recorrer la sala del museo con las gafas de realidad virtual: “Realmente no sabía si estaba en la sala originaria del museo, porque es una réplica exacta. Las imágenes tienen la misma proporción, el mismo volumen que tienen en la realidad. Creo que es un medio magnífico para exportar, conservar y socializar este tipo de arte de imaginería religiosa, ya que personas de todo el mundo pueden disfrutarlo sin necesidad de desplazarse”.