Es el momento en el que la policía lo rodea y él, acorralado lanza el hacha a uno de los agentes que tiene que tirarse al suelo para evitar ser alcanzado.

"tenía muchos antecedentes por hechos similares" dice raquel carpio, portavoz de la Policía.

Antes había entrado en la gasolinera vigilando a los empleados que se percatan de su actitud. "estaba nervioso dando vueltas y hablando solo, hablando solo todo el rato" nos comenta la encargada.

Se sitúa detrás de una estantería y se acomoda el hacha que lleva. El dependiente ve las intenciones y no duda en activar alarma tras el mostrador.

El atracador compra una caja de galletas para volver después a robar, pero fuera se encuentra a seis policía policías desplegados y esperándole. Su impotencia le hace arrojar el hacha contra un agente rápido de reflejos que lo esquiva lanzándose al suelo. Una detención de manual y sin heridos.