El futuro inmediato del niño de 15 años no irá más allá de estas puertas, vallas y rejas. Pasará cinco años en un centro de menores en régimen cerrado y otros tres en libertad vigilada. Tras los muros, menores perseguidos por la violencia comienzan su rehabilitación junto a psicólogos y educadores. Un lugar donde recapacitar sobre el pasado, el asesinato de sus padres y su hermano, y reeducar para el mañana: reconducir la maduración de esa persona para continuar hacia adelante. En la mente de todos José Rabadán, que en el 2000, con 16 años, asesinó a su familia con una catana. Él ha logrado una nueva vida y es que el 80% de estos chavales consigue salir a la calle y reinsertarse en la sociedad. Con el objetivo de buscar una segunda oportunidad.