El aumento de la seguridad en Internet se ha convertido en una de las prioridades del gobierno americano. Las filtraciones de WikiLeaks han hecho que EEUU se tome muy en serio el poder de internet. Tras formar una división del ejército especializada en cuestiones de la Red, la última iniciativa consiste en la creación de un sistema de identificaciones de los usuarios en internet, denominado 'Estrategia Nacional de identidad en el ciberespacio', una iniciativa que ha alarmado en Europa.

Tras conocer la noticia, el grupo Liberal en el Parlamento Europeo ha decidido solicitar a la Comisión Europea (CE) que pida explicaciones a Estados Unidos por exigir a la red social Twitter información sobre la cuenta de WikiLeaks y detalles personales de su fundador, Julian Assange, y varios simpatizantes.

Para desarrollar el proyecto, se va a crear un departamento específico y en los próximos meses el presidente americano dará más detalles de su iniciativa.

El objetivo, según el coordinador de seguridad cibernética americano, Howard Schmidt, es garantizar la privacidad de los usuarios y crear un correcto "ecosistema de identidad en internet".

La iniciativa no pretende suponer un método de control sino un sistema de seguridad. "No estamos hablando de una tarjeta de identificación nacional. Tampoco es un sistema controlado por el gobierno. Lo que queremos es mejorar la seguridad y privacidad online y reducir e incluso eliminar la necesidad de memorizar una docena de contraseñas, a través de la creación y el uso de identidades digitales de mayor confianza" ha explicado esta semana el secretario de comercio americano, Gary Locke, en declaraciones a la CBS.

El departamento de comercio creará una oficina que se encargará del desarrollo y el control del proyecto. La idea es similar a la puesta en marcha por nuestro actual gobierno con la creación del DNI electrónico y la firma digital.

En el plan de Obama los usuarios dispondrán de herramientas similares a las establecidas por el gobierno de España para identificarse cuando se conecten a internet y así confirmar su identidad.

Grupos de usuarios de internet y defensores de la privacidad pueden movilizarse en contra de este nuevo plan de identificación. Para anticipar las posibles reacciones, Howard Schmidt ha destacado que los ciudadanos "no tienen que obtener una credencial si no quieren".

Para que el proyecto triunfe el coordinador de seguridad ha explicado que el apoyo de las empresas es vital. "Necesitamos al sector privado para dirigir el uso de esta iniciativa al presente" ha explicado.

El grupo Liberal en el Parlamento Europeo, sin embrago, quiere que el asunto se debata en el pleno de la Eurocámara para examinar si la solicitud estadounidense incumple las normas europeas de protección de datos. "La UE debería pedir de forma urgente aclaraciones a las autoridades estadounidenses", opina la eurodiputada holandesa Sophie In't Veld.

Para la parlamentaria, la Comisión debería explicar además si las normas europeas han sido violadas y si las autoridades de EEUU tienen jurisdicción para imponer el levantamiento de los derechos de privacidad de ciudadanos europeos.

"La ausencia de un acto ilegal identificado y de una investigación judicial en Estados Unidos proyecta una sombra sobre todo el proceso", asegura la coordinadora del grupo Liberal en la comisión de Libertades y Justicia del PE, Renate Weber.

El Parlamento Europeo ha sido tradicionalmente muy beligerante con todo lo relacionado con el derecho a la privacidad y la protección de datos, lo que le ha llevado a choques con otras instituciones comunitarias y con las autoridades de EEUU.

El más notorio, el rechazo de los eurodiputados a un acuerdo entre la UE y Washington para el intercambio de datos bancarios en el marco de la lucha antiterrorista, que para la Eurocámara no garantizaba suficientemente los derechos de los ciudadanos.

Según se desveló la pasada semana, un tribunal de Virginia exigió el pasado 14 de diciembre a Twitter entregar información de Assange y de Bradley Manning, el soldado acusado de ser la fuente de WikiLeaks, pero también de Birgitta Jonsdottir, una legisladora de Islandia, el pirata informático holandés Rop Gonggrijp y el programador estadounidense Jacob Appelbaum.

Los eurodiputados temen que, además de a esta compañía, las autoridades estadounidenses se hayan dirigido también a otras redes sociales en busca de datos de los presuntos responsables de las filtraciones.