Después de que durante décadas el chip de silicio haya sido el gran protagonista, los próximos cuatro años serán claves para su uso, puesto que se verá sustituido por nuevos componentes que no sólo mejorarán su eficacia en cuanto a acumulación de información, sino que reducirán su tamaño hasta ocupar decenas de miles de veces menos que un cabello humano.

La Universidad de Londres fue el escenario en el que el Institute of Physics' Condensed Matter, responsable de este hallazgo, expuso el gran avance tecnológico que pondrá fin a los famosos chips de silicio en los próximos cuatro años. Después de haber proporcionado importantes avances informáticos en lo que a potencia y tamaño se refiere, finalmente se ha visto sobrepasado por dos nuevas técnicas que se abren paso en el mercado escudándose en tamaños aún más pequeños y una memoria mucho mayor: los nanotubos y los superconductores.

En el caso de los nanotubos de carbono, los investigadores de la Universidad de Leeds, en Gran Bretaña, los consideran los potenciales sustitutos de los chips de silicio, entre otras cosas, por su tamaño: decenas de miles de veces más finos que un cabello humano, ya que mide apenas unos nanómetros, es decir, menos de una milmillonésima parte de un metro, según una información del Instituto de Físicas de Londres, recogida por otr/press.

Sus características han proporcionado valiosos avances a los circuitos eléctricos puesto que, en algunas ocasiones, actúan como semiconductores, al igual que los chips de silicio, y en otras transportan la corriente eléctrica como si de un cable metálico se tratara. De hecho, los nanotubos de carbono constituyen la parte fundamental de aparatos electrónicos como los transistores.

Pero como en todo, no sólo hay ventajas alrededor de los nanotubos, ya que su modalidad de crear circuitos constituye su problema esencial. Dichos circuitos están compuestos de mezclas de tubos metálicos y semiconductores, lo que genera una determinada distribución de los átomos de carbono en el nanotubo, que resulta difícil de determinar.

Sin embargo, este problema ya está prácticamente solventado ya que tanto Bryan Hickey como sus compañeros de la Universidad de Leeds han desarrollado una técnica que permite revelar la estructura de un nanotubo individual, y con ello sus propiedades eléctricas. El objetivo de esto es poder situarlo en la superficie del nanotubo con una precisión de 100 nanómetros, lo que equivale a una fracción de una célula humana. Los nanotubos se instalan en una superficie de cerámica perforada y atravesada por tubos que, tras analizarlos con microscopios determinan sus estructuras atómicas, gracias a lo cual los investigadores pueden colocarlos en la superficie del nanotubo. Gracias a todo esto, los ingenieros pueden desarrollar técnicas "de una complejidad que no es alcanzable con otros medios".

ORDENADORES CON SUPERCONDUCTORES

Por otra parte, investigadores de la Universidad de Tecnología de los Países Bajos y del Institute of Standards and Technology de Colorado, apuntan a los superconductores, es decir, materiales que conducen electricidad sin resistencia, como los próximos responsables de multiplicar enormemente la potencia del ordenador apoyándose en la física cuántica.

De esta forma, el objetivo de los ordenadores cuánticos es mejorar la capacidad del silicio, pero en lugar de basándose en mejorar su tamaño, pretende aplicar los principios de la mecánica cuántica. Así, en uno de estos ordenadores, el lenguaje equivalente al sistema binario es el basado en los denominados bits cuánticos, también basados en la tecnología de unos y ceros, y multiplica la cantidad de información que se puede codificar en su memoria. Sin embargo, esta es difícil de mantener, especialmente cuando hay gran cantidad de bits.

Los superconductos se componen de cables de aluminio distribuidos a lo largo de una superficie de zafiro, enfriadas a menos de 0,1 grados bajo cero para poder convertirlas superconductoras.