La finalidad de esta investigación es que, en pocos años, las fachadas de los edificios sean las que abastezcan de electricidad a las familias que los habiten, informan fuentes de la institución académica.

Esta iniciativa contribuirá a incrementar la producción de energía renovable, favoreciendo la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y, de este modo, el cumplimiento del Protocolo de Kioto, que entre 2008 y 2012 pretende reducir los niveles de emisión un 8% respecto a 1990.

El proyecto, coordinado por la profesora María Ángeles Hernández, se centra en el diseño, desarrollo y caracterización de células solares basadas en silicio amorfo que se integran en materiales cerámicos utilizados en diferentes elementos arquitectónicos constructivos.

Actualmente, los investigadores del ITM ya han desarrollado los primeros prototipos de células solares fabricadas con este material, y el objetivo final es obtener una placa cerámica que, por sí misma, sea capaz de absorber energía.

"A diferencia de lo que existe hoy en el mercado, que son placas solares pegadas a la cerámica u otros elementos constructivos, será el propio panel cerámico el que, gracias a la inserción del silicio amorfo, nos abastezca de energía", explica el investigador del equipo del ITM que trabaja en el proyecto Javier Orozco.

Este material es más barato que los que se utilizan en la fabricación de las placas solares tradicionales -silicio mono o policristalino-, menos frágil, sufre menos degradación con el paso del tiempo y es menos sensible a la orientación y a la temperatura.

En la actualidad, el silicio amorfo se utiliza fundamentalmente para la fabricación de telas asfálticas en techos de, por ejemplo, naves industriales o gasolineras, aunque su rendimiento todavía es bajo, y las investigaciones del ITM se centran precisamente en optimizar dicho rendimiento.

El ITM también trabaja en la obtención de células solares híbridas de bajo coste, aptas también para ser elaboradas sobre materiales cerámicos.

"Nuestro objetivo es desarrollar nuevos elementos arquitectónicos que, sin abandonar los aspectos tradicionales, permitan realizar un aprovechamiento energético sostenible, mediante procesos respetuosos con el entorno, promocionando así el uso de la energía solar a nivel doméstico e industrial", señala Orozco.

El desarrollo de estos elementos permitirá un gran ahorro respecto a las placas solares tradicionales, por la eliminación de los elementos no activos, para soporte y estructura, que se duplican en las instalaciones actuales.

En las instalaciones comercializadas actualmente con silicio amorfo se alcanzan potencias pico de 40 vatios por metro cuadrado y producciones acumuladas, para una insolación típica del área mediterránea, de alrededor de 44 kilovatios por hora y metro cuadrado al año.