Muchas veces sucede que al animarse a hacer deporte al poco rato o durante el mismo debe dejar de hacerse porque se notan molestias en las rodillas. Por ejemplo, si llevas tiempo sin hacer nada y decides ir a esquiar, al rato de hacer unas bajadas por la nieve se empieza a notar un dolor en la rodilla que puede que incluso después vaya a más.

Lo mismo sucede a la hora de ir a correr, ahora tan de moda. Si se lleva tiempo sin practicar ningún deporte el dolor de rodilla va aumentando conforme más kilómetros y días se pasan corriendo. Subir escaleras, arrodillarse y realizar otras actividades cotidianas pueden convertirse en algo difícil también por este dolor. ¿Por qué sucede si hacer deporte es bueno?

El doctor Rafael Delgado Velilla, especialista del Hospital La Luz de Madrid en Traumatología y Cirugía Ortopédica, explica que, principalmente, esta dolencia puede deberse al síndrome del dolor femoropatelar, un dolor en la parte delantera de la rodilla y alrededor de la rótula o hueso de la rodilla.

Algunas veces se le llama 'rodilla de corredor' o 'rodilla de saltador', según describe la Academia Americana de Cirugía Ortopédica, porque es común en personas que participan en deportes, especialmente mujeres y adultos jóvenes, aunque puede darse también en personas que no son atletas.

En concreto, es ocasionado por actividades físicas vigorosas que aplican tensión repetida en la rodilla (trotar, hacer sentadillas y subir escaleras); un cambio repentino en la actividad física, como aumentar el número de días que hace ejercicio cada semana; también puede deberse a la duración o intensidad de la actividad, tras correr distancias más largas. De igual forma, el experto señala que este dolor puede deberse a problemas con la alineación de la rótula y al uso excesivo de deportes o entrenamientos vigorosos.

Preparación física

Según incide, la rodilla duele porque, tanto al esquiar como al correr o practicar este tipo de deportes, se mantiene el cuerpo en flexión y la rodilla aguanta el peso del mismo haciendo una función de muelle. "De esta forma, se sobrecarga y se asocia muchísimo a patologías de rótulo, que genera un rozamiento. A larga genera sobrecarga y dolor, dentro de la patología no traumática, simplemente por hacer el deporte, no porque haya habido una lesión", indica.

Más concretamente, el especialista señala que el dolor de la carrera se produce por un componente rotuliano, ya que se produce un impacto en la rodilla. "Los dos pies están en el aire entonces, al pisar, el siguiente paso es un impacto, es un salto, impacta contra el suelo la rodilla, y ahí se daría lugar a la sobrecarga. Evidentemente una buena musculación previene las posibilidades de tener otro tipo de problemas en la rodilla", agrega.

Así, con una buena preparación física hay menos posibilidades de sufrir una lesión, sostiene Delgado Velilla, ya que otras estructuras corporales, como los músculos, los tendones o los ligamentos pueden mantener a la articulación en caso de caída. "Sí, fundamentalmente se produce porque los que lo practican el deporte lo hacen después de llevar una vida sedentaria y no tenemos preparación muscular", apostilla.

Para evitar esta situación, recomienda reforzar los cuádriceps y los isquiotibiales y mantenerlos en forma porque son los que van a amortiguar el peso y los giros a costa de una buena musculación. "Si hay una preparación buena previa, muscularmente hablando es más fácil que se evite una lesión ligamentaria, ya que así los ligamentos no tienen que trabajar tanto", sentencia.

Al sufrir el dolor durante la práctica deportiva, el traumatólogo recuerda también que puede deberse a algún tipo de lesión degenerativa, traumática, que haya pasado previamente desapercibida, e incluso por alguna malformación. "Una cosa es que nos duela por la falta de capacidad muscular y después de la actividad nos genera sobrecarga, y otra es que nos duela mientras la usamos. Si es posterior es una sobrecarga por falta de preparación muscular porque nos hemos pasado de actividad", alerta.

Tratamiento

Desde la Academia Americana de Cirugía Ortopédica aconsejan seguir un "tratamiento conservador", a partir de cambios en los niveles de actividad o un programa de ejercicios terapéuticos. Incluso abogan por la suspensión de la actividad que provoca el dolor de las rodillas hasta que se resuelva el dolor y decantarse por otras actividades de "bajo impacto", que aportarán menos tensión a la rodilla, tales como el ciclismo o la natación, por ejemplo.

A su vez, menciona el 'método RICE', siglas en inglés de 'descanso, hielo, compresión y elevación': Evitar poner peso sobre la rodilla afectada; usar compresas frías de hielo durante periodos de 20 minutos, y varias veces al día; de cara a evitar una mayor inflamación, envolver ligeramente la rodilla en una venda elástica, dejando un orificio en el área de la rótula; y por último descansar, a poder ser con la rodilla elevada. Igualmente, apunta que los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno y naproxeno) pueden ayudar a reducir la inflamación y a aliviar el dolor.

Asimismo, el especialista del Hospital La Luz de Madrid del Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica aconseja mantener siempre una buena actividad muscular llevando una vida activa, con deporte habitual, evitando el sedentarismo.