Los niños prematuros han de tener seguimiento conductual hasta la edad escolar, ya que la intervención precoz y específica para tratar los problemas cognitivos que pueden aparecer es eficaz para mejorar y disminuir el impacto posterior en el aprendizaje.

En estos términos se ha expresado la doctora Carolina Colomer, directora médica de Vithas NeuroRHB en el servicio de neurorrehabilitación de los hospitales Vithas Valencia Consuelo y Vithas Valencia Aguas Vivas, quien ha añadido que "diferentes estudios han constatado que en niños prematuros es mayor el riesgo a presentar dificultades cognitivas, lingüísticas, motoras y de comportamiento", han informado fuentes de este hospital.

La doctora Colomer ha explicado que los bebés prematuros "tienen más riesgo de padecer problemas en su desarrollo al principio de la vida o más tardíamente, por lo que es fundamental realizar un seguimiento adecuado, no solo desde el nacimiento, sino también a lo largo del desarrollo y la etapa escolar".

Ha sostenido que las afectaciones del neurodesarrollo "afectan a un 50 % o más de los recién nacidos pretérmino con muy bajo peso, con menos de 1500 gramos, y que hasta en un 80 % de los niños que nacen antes de la semana 28 existe daño neurológico".

En el momento del nacimiento, la evidencia científica confirma que, en los niños con muy bajo peso, la incidencia de parálisis cerebral y de leucomalacia periventricular, una lesión isquémica de la sustancia blanca cerebral, aumenta, ya que la alteración de las funciones cognitivas y del neurodesarrollo en general parece estar relacionada con la edad gestacional, han afirmado desde Vithas.

La doctora ha incidido en que "la valoración periódica de estos niños debe realizarse hasta la etapa escolar, ya que estudios recientes que han comparado niños de entre 4 y 17 años que habían nacido antes de la semana 32 con niños nacidos a término demostraban que los prematuros presentaban, con mayor frecuencia, un menor nivel de inteligencia global, más problemas en funciones ejecutivas y menor velocidad de procesamiento".

Colomer ha aseverado que una intervención cognitiva para mejorar la velocidad de procesamiento en niños prematuros que tengan esta velocidad alterada "puede resultar beneficioso", por lo que "es recomendable el seguimiento estrecho de estos niños desde el punto de vista neurospicológico y del neurodesarrollo en general", ha concluido.