La Covid-19 va a adelantar unos cinco años la aparición de demencias y de dependencia entre la población mayor, según alerta el hasta hace una semana director del Instituto de Neurociencias, Salvador Martínez. Este es uno de los efectos colaterales de la pandemiaque generará un importante problema social y económico en los próximos años, lamenta el prestigioso investigador. "El coste para las familias y para el Estado va a ser tremendo", adelanta.

El confinamiento, la pérdida de relaciones sociales y de actividad unidos al estrés que supone la situación sanitaria y al miedo de muchas personas mayores de 65 años al coronavirus desencadenarán daños neurológicos y una pérdida de autonomía acelerada.

"Muchas de estas personas se mantenían en una especie de equilibrio inestable. El hecho de salir a la calle, recoger a los nietos del colegio y pasar un tiempo con ellos, reunirse con amigos para jugar a las cartas o al dominó o memorizar el papel para realizar una obra de teatro les mantenía en un estado bajo pero suficiente para poder ser autónomos. Ahora han perdido todo eso y están desubicados", explica Martínez. "Estaban protegidos por el sistema y la actividad social, pero la falta de estímulos y de motivación social afecta mucho a su evolución dentro de la fragilidad", expone el catedrático.

Un 40% de la población mayor de 70 años sufre algún tipo de demencia o deterioro cognitivo, cifra que sube al 60% en los mayores de 80 años.

Las personas a las que se refiere Martínez tienen más de 65 años y con la situación anterior a la pandemia se habrían mantenido autónomos y en un estado de salud aceptable para el día a día al menos diez años más. Ahora sufrirán un deterioro de su estado por las consecuencias indirectas de la Covid cinco o seis años antes de lo previsto.

Martínez define ya la situación con el concepto de sindemia, más que de pandemia. Esto es que la situación sanitaria agrava los demás males sociales, incluidos el aislamiento, la soledad y la pobreza.

"La situación sanitaria nos afecta a todos, pero no de la misma forma. Las personas con mayor poder adquisitivo o cultural disponen de más alternativas y de herramientas para sobrellevarla, pero los más vulnerables la sufren en mayor medida", indica.

A todo ello hay que añadir que para los mayores "el cambio ha sido demasiado grande y demasiado brusco para asimilarlo", añade el investigador. "Estaban acostumbrados a ir al centro de salud cuando no se encontraban bien y ahora se encuentran con muchas limitaciones y con una atención telefónica", señala. Esta nueva realidad también va a repercutir en la detección de enfermedades en un estadio temprano, lo que es muy importante en el caso de las neurodegenerativas.

Los efectos indirectos del virus en un grupo poblacional importante se suman a los directos. Aún es pronto para cuantificar la incidencia, afirma Martínez, pero los investigadores y los médicos ya están detectando secuelas neurológicas en pacientes leves e incluso asintomáticos de Covid. Los microtrombos que han sufrido en el cerebro sin darse cuenta suponen una mayor probabilidad de sufrir demencias en el futuro antes "de lo que les tocaba", concluye este experto.