El Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha destacado que en el verano es esencial prestar atención a los pies porque están más expuestos al pasar más tiempo descalzos en espacios públicos (playas, piscinas, etc.) y al utilizar calzado descubierto.

En este sentido, han alertado sobre las plataformas rectas, un calzado que se ha puesto muy de moda y que es totalmente desaconsejable, por su rigidez e la inestabilidad que confiere al tobillo.

Una de las principales recomendaciones es utilizar únicamente chanclas al ir a lugares de baño, como playas o piscina, puesto que este calzado no ofrece las características que requiere un calzado de verano para proteger el pie, no confiere una sujeción adecuada. Esto hace que se incremente el riesgo de resbalones, torceduras y de desarrollo de dedos en garra al realizar mayor presión de los dedos para conferir agarre.

«Algunas claves para escoger el calzado de verano son que el tobillo vaya sujeto, que tenga suela de goma antideslizante y que ofrezca ligera flexibilidad en la zona de los dedos para favorecer el despegue del pie. Actualmente, encontramos variedad de modelos para todo tipos de pies, otras que permiten incorporar tratamientos podológicos como plantillas, cuñas, etc», ha explicado Maite García, presidenta del ICOPCV.

Junto a las tres premisas anteriores, es importante que el calzado esté confeccionado con materiales que eviten los roces y favorezcan la transpiración y la absorción del sudor. Junto a esto, se ha destacado que son interesantes las sandalias que tienen la parte del empeine regulable a los diferentes anchos del pie, además al final del día el pie estará más dilatado y será posible adaptarlo para evitar presiones innecesarias que pueden dificultar la circulación sanguínea.

Por lo que se refiere al uso de sandalias de tacón, se ha señalado que deben sujetar muy bien el antepié y el tobillo y su tacón deberá ser lo más recto posible. Y, por supuesto, la recomendación es utilizarlas sólo en ocasiones puntuales.

Para paseos largos y viajes se recomienda el uso de un calzado cerrado, con contrafuerte semirígido, que no se doble por la mitad y sólo sea flexible en la zona de los dedos, transpirable, que favorezca agarre al pavimento y que, además, permita eliminar la suela interior por si es necesario incorporar algún tratamiento podológico.

«Es muy importante tener en cuenta que cada tipo de pie requiere un tipo de calzado. Por lo tanto, si padecemos alguna alteración o necesitamos algún tratamiento, lo más adecuado será consultar a nuestro podólogo o podóloga de confianza cuál es el mejor para nosotros», ha afirmado la presidenta del ICOPCV.