El alzheimer, esa enfermedad cruel que te lo arrebata todo cuando aún estás vivo, parece haber encontrado el aliado perfecto en este mes largo de confinamiento por el coronavirutras el que muchos ancianos con esta demencia saldrán sin recordar quiénes son.

Martina tiene 84 años, aunque siempre se sorprende cuando alguien le dice su edad y descubre lo mayor que es, una dinámica cotidiana que solía repetirse hasta el pasado 13 de marzo cuando pasaba las tardes en la Residencia Rosalba de Mérida acompañada por alguno de sus tres hijos o de sus seis nietos.

Aunque empezaba a olvidar sus nombres y a veces no les reconocía o les confundía con integrantes de su familia primigenia, todavía había muchos momentos en que seguía siendo la madre y la abuela de todos, "algo que también puede llevarse por delante este maldito virus", según teme su hija.

De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Neurología, unas 800.000 personas en España padecen alzheimer y entre un 3 y un 4% de la población española está diagnosticada de este mal, un porcentaje que se eleva al 34% en el caso de los mayores de 85 años.

No existen estadísticas que cuantifiquen el número de ancianos con esta demencia que viven en residencias, pero, según la presidenta de la Federación Extremeña de Alzheimer, la psicóloga Matilde Escobar, en los estados leves y moderados de la enfermedad muchos permanecen en sus domicilios y suelen ser institucionalizados en las fases más avanzadas cuando empiezan a presentar graves alteraciones de conducta.

Aunque desde las asociaciones temen que el mes largo que llevamos de confinamiento sea muy perjudicial para todos ellos, están especialmente preocupados por los enfermos de alzheimer que viven en sus casas con sus familiares porque han perdido sus rutinas y sus terapias en los centros de día, cerrados por la pandemia.

"La regla de oro ante cualquier demencia es mantener la rutina, levantarte a la misma hora, asearte, salir, ir a tus programas de estimulación, pues está demostrado que la parte farmacológica, junto con las terapias, son las que ralentizan el proceso de la enfermedad", explica Matilde Escobar, para quien no mantener estos hábitos "tiene efectos caóticos a todos los niveles".

Por ello, según reconoce, hay familias que les trasmiten que están desbordados y que desean que se reabran los centros de día para poder volver a la normalidad y para evitar la aparición de alteraciones de conducta asociadas a una situación que ellos entienden menos que nadie y que les puede provocar estados de ansiedad, agitación e incluso algún brote de agresividad.

"Estar las 24 horas pendientes del cuidado de un familiar enfermo de alzheimer suele ser agotador física y emocionalmente", precisa esta psicóloga, quien destaca que especialmente complicada es la situación de aquellos ancianos que cuidan solos de su pareja o de su familiar con demencia y que ahora ni siquiera tienen el apoyo del centro de día.

"Viven con mucha tristeza"

En el caso de los enfermos que están en residencias, como Martina, las rutinas y las terapias se mantienen, pero es normal, según Escobar, que aunque reciban el cariño del personal del centro, "vivan con mucha tristeza el no poder ver a sus familiares, que son a los que están más aferrados y más coordinan su realidad".

A pesar de todo ello y aún sin dejar de reconocer que estas seis semanas de confinamiento van a ser muy perjudiciales para todos los ancianos con Alzheimer, Matilde Escobar y su compañera María Jesús García, también psicóloga, transmiten un mensaje de optimismo para los familiares y es que, esa enfermedad cruel que se lleva tus recuerdos y tus capacidades, hay algo, las emociones, que no consigue arrebatar.

Por eso, pase el tiempo que pase, hasta en los estadios más avanzados de la demencia, "ellos siempre van a reconocer a su ser querido; obviamente no van a saber su nombre, qué parentesco les toca o a qué se dedican, pero sí van a reconocer su voz y ésta les va a transmitir seguridad, tranquilidad y alegría".

Según deja claro María Jesús García, "el cariño es siempre la mejor terapia para el Alzheimer", así es que ellos, más que nadie, tendrán que recuperar los besos y abrazos que han perdido en este tiempo.