­Los niveles de estrés que conlleva el desarrollo de la sociedad y el incremento de la esperanza de vida influyen en la calidad del sueño de forma negativa. La doctora Teresa Lluch, directora del Laboratorio de Neurofisiología y Sueño de Murcia, explica que el insomnio está presente, en sus múltiples variantes -conciliación, fragmentación o de mantenimiento o despertar precoz- en un elevado porcentaje de personas, «y un 10% de la población aqueja síntomas de forma crónica». Este trastorno es quizás el más frecuente en los pacientes que acuden a la Unidad de Sueño de LAnfysum. «No obstante -señala-, muchas veces el insomnio esconde otras patologías que son también muy habituales, como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas y los movimientos periódicos de piernas.

Cada vez más personas sufren trastornos del sueño y las causas pueden ser muy diversas: «Hablar de forma tan genérica es complicado dada la gran variabilidad de las mismas. La ansiedad y el estrés, así como los malos hábitos condicionados por algunos trabajos estresantes son factores que influyen en una mala conciliación y mantenimiento del sueño. La edad, la obesidad o la propia idiosincrasia de uno mismo favorecen los trastornos de tipo respiratorio».

Un proceso 'depurador'

La doctora recuerda que el sueño es un proceso 'depurador' de toxinas en el organismo: «Durante la vigilia acumulamos sustancias procedentes de la propia actividad metabólica como la adenosina o de la actividad celular como el glutamato o el beta-amiloide que son eliminadas durante el sueño». «Ya hace un siglo, Ramón y Cajal demostró cómo las células de la glia cerebral modificaban su morfología para facilitar este proceso de limpieza. Por lo tanto, una mala calidad del sueño repercute enormemente sobre la normal actividad diurna», explica. «Retrasar la intervención sobre malos hábitos de sueño condiciona el desarrollo de pensamientos negativos sobre el hecho de dormir que cronifican el problema», afirma.

Por otra parte, existe un riesgo cardiovascular en los trastornos respiratorios con aparición de hipertensión arterial, además de la somnolencia excesiva que puede aumentar el riesgo de accidentes de tráfico o laborales.

Es recomendable acudir a la Unidad de Sueño del Laboratorio de Neurofisiología y Sueño «cuando el problema esté alterando nuestra calidad de vida o la de personas de nuestro entorno. La falta de sueño disminuye el rendimiento diurno, se pierde capacidad de retener las cosas, provoca somnolencia y sueño en momentos inoportunos. A veces no somos conscientes de nuestro problema y es nuestra pareja la que nos insiste en que lo solucionemos».

Los especialistas de la Unidad del Sueño del Laboratorio de Neurofisiología y Sueño de Murcia valoran desde un punto de vista integral todos los trastornos del sueño. «Investigamos las rutinas habituales, conductas inapropiadas con respecto al dormir, patologías o tratamientos que pudieran influir en el sueño. Se valora la necesidad de realizar un estudio polisomnográfico completo con vídeo. Orientamos e indicamos los tratamientos más adecuados, y si es necesario, derivamos a otros especialistas como ORL, neumología, neurología o neuropsicología», concluye la doctora.